Ruta por la Historia: Asesinos en serie vol. 2

Ruta Por La Historia

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viernes, 8 de abril de 2016

Asesinos en serie vol. 2

En el programa de esta semana hacemos nuestro segundo recorrido por los asesinos en serie más famosos de la Historia, continuando la senda que abrimos hace unos meses con Jack el Destripador, Jarabo, Jeffrey Dahmer “El Carnicero de Milwaukee” y con Manuel Blanco Romasanta “el Hombre lobo de Allariz”. Tal como hicimos aquel día cambiamos nuestros ordenadores por máquinas de escribir, desaparecen los teléfonos móviles y la tablets, y volvemos a viajar en el tiempo para convertir nuestro estudio en la redacción de uno de los periódicos con más tirada de España en su momento, y que estaba especializado en el periodismo criminalista, nos referimos a “El Caso”.

El Caso
Portada de El Caso referente a Jarabo
La primera parada en el camino la hacemos en Estados Unidos, concretamente en el Estado de Massachusetts, para encontrarnos con Albert Henry DeSalvo, más conocido como “El estrangulador de Boston” y culpable de la muerte de 13 mujeres.

Albert Henry DeSalvo
Albert Henry DeSalvo "el estrangulador de Boston"
Nuestro primer invitado tuvo una difícil infancia marcada por los maltratos de su padre, un alcohólico que llegó incluso a obligar a sus a estar presentes cuando él contrataba los servicios de una prostituta. Como vemos su padre era un ser deleznable, pero la situación llegó al límite cuando a cambio de 9 dólares acordó con un agricultor que tanto Albert, que tenía 10 años, como su hermana trabajasen en las tierras de este agricultor como si de esclavos se tratase. Cuando los hijos volvían a casa a la noche, el padre les enseñaba a robar obligándoles a entregarle el botín. Todo funcionaba según lo perpetrado por el padre, pero en noviembre del año 1943, cuando Albert tenía 12 años fue arrestado por la policía acusado de robo con violencia. Al ser menor de edad, el juez le condenó a ingresar en un reformatorio, el Lyman School for Boys de Massachusetts.

 Lyman School for Boys
Lyman School for Boys of Massachusetts
En este reformatorio estuvo durante 10 meses, y a pesar de de encontrar un trabajo como repartidor, su vida no cambió demasiado y en 1946 fue nuevamente arrestado por el robo de un coche. Volvía ante un juez y como seguía siendo menor de edad fue obligado a ingresar, otra vez, en el Lyman School for Boys de Massachusetts. Esta vez su estancia fue más larga, y cuando acabó la condena ya era mayor de edad, pero nadie quería contratar a un exconvicto, por lo que su salida laboral fue sencilla, se enroló en el Ejército de los Estados Unidos.

Parecía que su estancia en el Ejército había curado sus malos hábitos, ya que tras ser licenciado con honores, se reenganchó nuevamente. No obstante durante su segunda etapa en el Ejército tuvo diferentes problemas con sus compañeros y con la Policía Militar, problemas que, eso sí, no evitaron que nuevamente fuese licenciado con honores.

Corrían los primeros años de la década de los 60, y en la ciudad de Boston aparecieron los cadáveres de 13 mujeres con edades comprendidas entre los 19 y los 85 años fueron asesinadas en Boston. Todas ellas aparecían muertas en su propio hogar, que no presentaba signos de asalto, es decir ni las ventanas ni la puerta habían sido rotas o forzadas, lo que significaba que el asesino había sido invitado a la casa. Las víctimas habían sido violadas y posteriormente estranguladas con su propia ropa interior, aunque dentro de este modus operandi había ciertas diferencias.

Mientras que la policía tenía dudas de que todas estas acciones fuesen obra de una sola persona, debido a que entre las víctimas no había ningún tipo de relación o similitud, la prensa de Boston rápidamente se hizo eco de la noticia y comenzó a aparecer en los tabloides como “El estrangulador de Boston”.

Boston strangler newspaper articles
Recorte de prensa del último asesinato del Estrangulador de Boston
Pero todo cambió el 27 de octubre de 1964. Ese día Albert decidió atacar en el barrio East Cambridge de Boston, haciéndose pasar por un trabajador del gas que debía revisar la instalación en la casa de la víctima. La víctima, confiada en las explicaciones que Albert le estaba dando, le dejó entrar y de golpe, fue atacada. Albert tras atar a la chica a la cama la violó salvajemente, pero algo debió pasar en su mente ya que esta vez no concluyó tu terrible obra con el asesinato y tras vestirse dijo “Lo siento, no he podido evitarlo” y salió de la casa.

La descripción que la mujer dio a la policía, les llevó hasta Albert, pero para los agentes de la policía Albert era un simple violador, no el “estrangulador de Boston”. Albert tuvo que vivir escondido para evitar ser detenido por la policía, pero sus bajos instintos pudieron con él, y pocos días después cometió un nuevo error. Tras elegir una nueva víctima, robó un coche y lo estacionó en una calle del barrio de Bridgewater. El plan ideado por Albert era sencillo, se haría pasar por un conductor con problemas en su vehículo, pediría auxilio a la joven y tras embaucarla la convencería para ir a su casa para realizar una llamada telefónica al taller, una vez en su casa….atacaría.

El plan de Albert iba según lo ideado, pero había un detalle que él desconocía, la víctima no vivía sola. Richard Sproles, casero y compañero de piso de la joven, conocía por la prensa de la existencia de un violador y asesino en Boston, y al ver a Albert desde lejos sospechó de él, por lo que tras coger su revólver se escondió en la casa para ver que ocurría. Albert, desconocedor de que le estaban vigilando, fue a atacar a su víctima, pero en ese momento el casero salió de su escondite y abrió fuego contra Albert , que quedó tendido en el suelo herido y se dio aviso a la policía.

Detención de DeSalvo
Detención de Albert Henry DeSalvo
La policía le detuvo acusándole de intento de violación y allanamiento de morada. Mientras la policía le estaba interrogando, Albert hizo una confesión que dejó mudos a los agentes de policía, él era el estrangulador de Boston. La policía, atónita, le llevó ante el juez que le condenó a cadena perpetua por el asesinato y violación de 13 mujeres.

Pero saltaban las alarmas, en febrero de 1967, pocos meses después de su ingreso en prisión, y aprovechando una visita al psiquiatra del Bridgewater State Hospital, Albert Henry DeSalvo consiguió escaparse, pero dejó una nota escrita afirmando que esta acción respondía a una llamada de atención sobre la situación de los presos en la cárcel en la que estaba recluido.

Tres días después de su huida, Albert se ponía en contacto con su abogado diciéndole que tenía intención de entregarse, el abogado le dijo que estaba dispuesto a ayudarle, que le dijese donde encontrarle para desplazarse hasta el lugar. Albert confiando en su abogado le dijo donde estaba oculto, por su parte el abogado telefoneó a la policía y les dio el paradero del huido, se encontraba en Lynn, una pequeña ciudad de Massachusetts.

Las autoridades con el fin de evitar nuevas huidas decidieron internarlo en Walpole, una prisión de alta seguridad, donde con el paso del tiempo Albert comenzó a retractarse de sus confesiones. No obstante, el 25 de noviembre de 1973, Albert Henry DeSalvo era encontrado muerto en la enfermería de la prisión, sin que a día de hoy se sepa quien fue su asesino.

La segunda parada en el camino la hacemos en Alemania, concretamente en Düsseldorf, para encontrarnos con Peter Kürten, más conocido como “el Vampiro de Düsseldorf” y culpable de la muerte un número, aun indeterminado, de personas.

Peter Kürten
Fotografía de la ficha policial de Peter Kürten
Nacido el 26 de mayo de 1883 en la ciudad alemana de Mülheim, nuestro segundo invitado era el tercero de trece hijos de una familia gobernada con puño de hierro por su padre, un alcohólico que maltrataba a su esposa delante de sus hijos y que incluso llegaba a violar a sus propias hijas por lo que terminó entrando en prisión. Peter, lejos de repudiar el comportamiento de su padre lo copió y comenzó a abusar sexualmente de sus hermanas menores.

La mentalidad de Kürten estaba destrozada desde la más tierna infancia, ya que según sus propias confesiones con la ayuda de un vecino que trabajaba en la perrera municipal, comenzó a practicar la zoofilia. Además, observaba fascinado como su vecino torturaba a los pobres perros.

El primer asesinato que cometió Kürten fue con tan solo nueve años, aquel día del verano de 1892 estaba jugando con dos amigos subidos en una balsa en el río Rin. Peter, entre risas y como parte del juego, empujó a uno de ellos al río. El otro amigo se lanzó al agua para ayudarle a subir a la balsa, y en ese momento Peter los golpeó con un remo en la cabeza dejándoles inconscientes y permitiendo que se ahogaran.

La policía investigó las muertes, pero Kürten afirmó que había sido un accidente mientras estaban jugando y que no pudo hacer nada por salvar a sus amigos, la policía finalmente aceptó la tesis de Peter y decretaron que la muerte había sido accidental. De este error policial únicamente se tuvo constancia cuando Kürten, de adulto hizo su larga confesión y gracias a la cual sabemos cómo fue su historial de fechorías.

Tres años después la familia Kürten se mudó a Düsseldorf con la intención de mejorar económicamente, y a su nuevo hogar llevó consigo sus atrocidades. Su apetito sexual era desenfrenado, se masturbaba de manera compulsiva, continuaba abusando de sus hermanas menores, acosaba a sus compañeras de clase y practicaba la zoofilia con borregos, cabras y cerdos.

Finalmente, harto de las palizas que le daban sus padres, se fugó de casa con tan solo 14 años. Para sobrevivir recurrió a la delincuencia, asaltando a la gente que se encontraba por los caminos y cuando los atracados eran mujeres, además las golpeaba y las violaba. Esta vida de delincuencia le obligó a marchar a Clobenza, donde conoció a una prostituta que se dedicaba al sadomasoquismo y le enseñó todos los secretos de su profesión y esa parafilia. Kürten, para sobrevivir, recurrió nuevamente a la delincuencia, pero fue sorprendido por la policía en pleno asalto y fue condenado a prisión, permaneciendo en la cárcel hasta 1899.

En ese año Kürten cometió su segundo asesinato confeso. Consiguió que una joven campesina accediese a tener relaciones sexuales con él a cambio de dinero y se fueron juntos al bosque Grafenberger. Su encuentro sexual transcurría sin ningún tipo de incidencia hasta que en el momento del clímax, Peter comenzó a estrangular con gran fuerza a la campesina. La lucha por salvar su vida y los posteriores espasmos de la víctima, según las palabras del propio Peter, aumentaron su placer.

Con la llegada del nuevo siglo Kürten se convirtió en un personaje demasiado conocido para la policía y eran continuas sus entradas y salidas de prisión por delitos menores. No obstante ahora una nueva enfermedad gobernaba su cabeza, la piromanía, dando rienda suelta a su locura incendiando las granjas cercanas a Düsseldorf, contemplaba su obra, y oculto oía a los animales y granjeros caer víctimas de las llamas. El dolor ajeno le provocaba tal excitación que mientras lo veía, se masturbaba.

Pero en el año 1913 cometió uno de los crímenes más famosos de su historial, el de la joven Christine KIeinde. Peter Kürten se coló en la casa donde la joven dormía mientras sus padres habían salido, Peter se acercó a la pequeña le tapó la boca con una mano y con la otra mano extrajo un cuchillo del bolsillo y seccionó la garganta de la víctima. Mientras la pobre niña agonizaba, Peter se acercó a ella y se bebió parte de la sangre que manaba a borbotones de su cuello. Como un gesto de desafío, algo típico en los asesinos más crueles, escribió con la sangre de su víctima sus iniciales, PK, en un pañuelo antes de marcharse. Por desgracia, las sospechas no recayeron sobre nuestro invitado, Peter Kürten, si no sobre el tío de la pequeña víctima, cuyas iniciales también eran PK, ya que había discutido hacía poco tiempo con su hermano, el padre de Christine, y le gritó que “le haría algo que recordaría para siempre”. Finalmente, fue absuelto debido a la falta de pruebas en su contra, y el asesinato quedó sin resolución.

Que el caso no tuviera solución hacía sentir a Peter Kürten inmune, por lo que dando un paso más adelante en su locura, se hizo con un hacha de grandes dimensiones y aprovechando la oscuridad de la noche se abalanzaba contra sus víctimas y les propinaba un gran tajo en el cuello, provocando en muchas ocasiones que el cuerpo quedase decapitado. Tras el tajo, Peter Kürten se lanzaba sobre el cuerpo como un animal sediento y se bebía toda la sangre que podía. De esta cruel manera dio muerte a más de 20 personas en las calles de Düsseldorf.

Pero finalmente, Peter fue detenido por la policía, pero no por estos crímenes, ni por los anteriores que no tenían resolución, esta vez le detuvieron por intentar estrangular a dos mujeres. Fue condenado a ocho años de cárcel, entró en el penal en 1913 y salió en 1921, por lo que el estallido, la lucha y el fin de la Primera Guerra Mundial le pillaron encerrado.

Inicio WWI en prensa
Portada del Frankfurter Zeitung anunciando que "Inglaterra declara la guerra"
Peter Kürten cruzó el país y se instaló en la ciudad de Altenburg, en Turingia, pero añoraba Düsseldorf y cuatro años regresaba a lo que él llamaba “su casa”. Rápidamente sacó la bestia que llevaba en su interior, y volvieron las violaciones y los asesinatos a las calles de Düsseldorf. Fue en esta época cuando surge el apodo por el que todos le conocemos, “El Vampiro de Düsseldorf”.

Ese día Peter Kürten decidió atacar con unas tijeras a una mujer, tras asestarle más de 20 heridas por el cuerpo y dejarla inconsciente, se inclinó sobre ella y comenzó a beber su sangre. Peter Kürten creía que su víctima estaba muerta y tras su sangriento festín abandonó el lugar, pero no había ocurrido como él pensaba. La mujer no estaba muerta, pero si gravemente herida, y tras sobrevivir de las heridas en el hospital de la ciudad, relató a la policía que había sido atacada por un vampiro.

Que la prensa se centrase en sus asesinatos parecía aumentar el ego de Peter Kürten y su sed de sangre, ya que entre febrero y noviembre de 1929, cayeron bajos sus ataques 22 personas, en las que podemos encontrar niños, mujeres y hombres. Pero algo cambió en el comportamiento de Peter Kürten , su apetito de sangre humana descendió considerablemente y cada vez que intentaba realizar un ataque el resultado era totalmente contrario al esperado, las víctimas huían sin que él pudiera hacer nada al respecto. Agotado y desconcertado, Peter Kürten decidió confesar sus crímenes a la que por entonces era su pareja oficial, una exprostituta que había conocido en su estancia en Altenburg. La mujer horrorizada por lo que acababa de escuchar lo denunció ante kriminalpolizei quienes le detuvieron en mayo de 1930.

Su juicio comenzó el 13 de abril de 1931 y fue condenado a muerte por nueve asesinatos, aunque según Peter Kürten la suma de sus ataques fue muchísimo mayor. Tras conocer que sería decapitado, Peter Kürten le confió al psiquiatra Karl Berg que su ilusión más grande sería “escuchar el torrente de mi propia sangre correr por mi cuello, partido en dos”.

La tercera parada en el camino la hacemos en México, para encontrarnos con Francisco Guerrero Pérez, más conocido como “el Chalequero” y culpable de la muerte 21 mujeres.

Francisco Guerrero Pérez
Francisco Guerrero Pérez
La infancia del Chalequero está marcada por el abandono de su padre, el hambre y los abusos de una madre maltratadora. Desde muy pequeño nuestro invitado tuvo que trabajar en diferentes oficios para intentar llevar algo de dinero a casa, y en 1862, con 22 años, abandonó el hogar materno y emigró hasta la capital mexicana, Ciudad de México, donde encontró trabajo como zapatero.

Poco tiempo después se casó con Maria con la que tuvo 4 hijos, a los que hay que sumar todos los que tuvo en diferentes relaciones extramatrimoniales con prostitutas, ya que en poco tiempo abandonó su trabajo de zapatero y comenzó a ejercer de proxeneta. Este cambio laboral le procuró una gran cantidad de dinero y un cambio en su vida, comenzando a vestir de manera estrafalaria aunque elegante, usando pantalones entallados de cachemira, fajas multícolores y chalecos de charro. Estos chalecos de charro provocan una de las teoría sobre el apodo por el que se le conoció, “el chalequero”, pero hay una segunda vía que afirma que proviene del término “a chaleco” que en argot significa “mantener relaciones sexuales sin el consentimiento de la otra persona”, un eufemismo de violación.

Rápidamente comenzó a dar rienda suelta a sus instintos homicidas, y buscaba a sus víctimas entre las diferentes prostitutas que ejercían su oficio en las cercanías del Rio Consulado. Una vez que había centrado su atención en una víctima, se acercaba a ella y contrataba los servicios de esta mujer, y juntos marchaban hacia el lugar acordado. Tras mantener relaciones sexuales, las asesinaba por estrangulación o degollamiento y, en algunas ocasiones, llegó a decapitarlas empleando un cuchillo para curtir la piel. Finalmente, lanzaba el cuerpo de su víctima al río Consulado.

Río Consulado
Río Consulado
Las acciones de Francisco Guerrero Pérez ocurrieron entre 1880 y 1888, y debido al elevado número despertaron gran interés en los cuerpos de policía mexicanos que llevaron a cabo una investigación que concluyó con la detención, el 13 de febrero de 1888, de Guerrero Pérez por parte del detective Francisco Chávez, quien tuvo conocimiento gracias a diferentes testigos que una de las mujeres fallecidas, Murcia Gallardo, había sido vista antes de morir en compañía de Francisco Guerrero.

Francisco Guerrero fue llevado a juicio, pero aunque únicamente se le pudo inculpar de la muerte de Murcia Gallardo, fue condenado a pena capital. Finalmente, el mismo Porfirio Díaz revocó la sentencia y fue conmutada por 20 años de reclusión en la prisión de San Juan de Uluá. No obstante, debido a un garrafal error, en 1904 recibió el indulto y fue puesto en libertad.

Porfirio Díaz
Porfirio Díaz
Lejos de arrepentirse de todo aquello que había hecho, Francisco Guerrero volvió a las andadas y el 13 de junio de 1908 fue nuevamente detenido acusado del asesinato de Antonia, una anciana que apareció degollada en el río Consulado. Si las otras veces Guerrero había realizado los asesinatos con sumo cuidado, lo que provocó que no le pudiesen inculpar, esta vez había cometido el error de dejarse ver.

La información de esta segunda detención fue censurada por el Gobierno, ya que quedaría claro que se había cometido un grave error con el indulto otorgado, y Francisco Guerrero fue recluido en la prisión de Lecumberri y sentenciado a muerte sin que alguna autoridad interviniera. No obstante, la sentencia no se llegó a cumplir, ya que Guerrero falleció en 1910.

La última parada del viaje de esta semana la hacemos en Estados Unidos, para encontrarnos con Bella Poulsdatter, más conocida como “La viuda negra” y culpable de la muerte de 5 personas.

Bella Poulsdatter
Bella Poulsdatter, de casada Belle Gunnes
Nuestra primera mujer invitada a este “selecto club” de asesinos en serie fue una emigrante noruega que, con la intención de encontrar un próspero futuro, decidió marchar a la ciudad de Chicago. Allí comenzó una relación con Mads Sorenson, otro emigrante noruego, y rápidamente se casaron. Tenían la intención de formar una familia pero los hijos no llegaban por lo que finalmente adoptaron a tres niñas llamadas Jennie, Myrtle y Lucy.

La imagen de la familia Sorenson era la de una idílica familia que vivía el sueño americano pero algo que podría ser visto como un golpe de mala suerte, realmente les sirvió para mejorar su situación. ¿Qué pasó? Bien, los Sorenson eran dueños de una pequeña tienda que llevaba tiempo generando más pérdidas que beneficios, y esta tienda sufrió un incendio. Todo esto parece una desgracia, ya que su pequeño negocio quedaba reducido a cenizas, pero el local estaba asegurado por una buena cantidad de dinero, por lo que realmente su desgracia fue un alivio económico.

Con la llegada del nuevo milenio, la desgracia volvía a caer sobre el hogar de los Sorenson, ya que Mads falleció de golpe, no obstante y según apareció reflejado en el certificado de defunción la causa de la muerte había sido un ataque al corazón. Nuevamente, dentro de la desgracia, Bella encontró un alivio, ya que ella era la beneficiaria de los dos seguros de vida de su esposo, por lo que pocos días después recibió 8.000 dólares, una fortuna en aquel año 1900.

Bella decidió cambiar de aires y se asentó junto a sus hijas en La Porte, en el Estado de Indiana. Allí compró una granja a muy buen precio, ya que anteriormente había sido un burdel, y fue acogida con gran alegría por parte de los vecinos. Poco parecía durar el duelo a Belle, ya que en ese mismo año se casaba con Peter Gunness. No obstante este matrimonio también duró poco tiempo, ya que Peter Gunness falleció víctima de un extraño accidente, y nuevamente Bella era la beneficiaria de la póliza de su seguro de vida.

Los hechos extraños no dejaron de ocurrir, ya que Jennie, la hija mayor, desapareció. Una desaparición que Belle encubrió diciendo que se había ido a estudiar a la Universidad en San Francisco.

Esta vez el duelo por la muerte de su marido le duró más tiempo a Bella, hasta que en 1907 Ray Lamphere apareció en su vida. Él era un joven carpintero que llegó a la casa de Bella con la intención de ayudarla con la granja, pero terminó convirtiéndose en su amante al que compraba con regalos caros. Sin embargo a finales de ese mismo año, Bella se presentó en la granja con un nuevo hombre, Andrew Helgelein. Todos los vecinos, y sobre todo Lamphere, se sorprendieron cuando se enteraron de que pensaban contraer matrimonio. Esa misma noche, Bella ordenó a Lamphere que abandonase la granja, y él se marchó embargado por la ira.

Pero la “desgracia” volvió a caer sobre Bella, ya que una semana después, Helgelein desaparecía y con él todos los ahorros que había retirado de sus cuentas bancarias para pagar la boda.

Bella contrató a un nuevo empleado, Joe Maxson, con el que no se tiene constancia de que mantuviese una relación, pero Lamphere, su antiguo amante, comenzó a amenazarla, siendo detenido en diferentes ocasiones. Tanta era la presión que ejercía Lamphere sobre Bella que el 27 de abril de 1908, contactó con su abogado con la intención de realizar un testamento ya que según sus propias palabras “Lamphere podía una noche quemar su casa”. Tal como Bella profetizó, un incendió asoló la granja de Belle, y la policía rápidamente detuvo e inculpó a Lamphere. Pero además de incendiar una propiedad privada a Lamphere se le podía acusar de asesinato, ya que Bella no aparecía por ningún lado y se comenzó a sospechar que podía estar en el interior de la casa cuando ocurrió el incendio y por tanto morir en su interior.

El sherif de la ciudad necesitaba respuestas, y ordenó que comenzasen las labores de desescombro de la casa, y de golpe comenzaron a aparecer cosas que nadie esperaba encontrar…..una caja torácica humana; un brazo; un esqueleto completo; varios relojes de hombre…El miedo y la sorpresa corrieron como la pólvora por las calles de La Porte, pero ya se convirtió en una autentica histeria cuando aparecieron otros cuatro cuerpos: dos mujeres y dos hombres. De los dos cuerpos femeninos uno era claramente Jennie. El otro cuerpo no se podía identificar ya que le faltaba la cabeza, por lo que tampoco quedaba claro que no fuera la propia Bella. Sin embargo, el dentista de Bella, informó que si encontrasen entre los escombros la dentadura postiza de Belle él podía identificarla, ya que le había hecho recientemente un juego de seis dientes postizos.

El 12 de mayo, localizaron la dentadura de Bella, lo que parecía demostrar que era su cadáver. No obstante, la defensa de Lamphere se basaba en que hasta que no se demostrara que la mujer sin cabeza era Bella, podía plantearse como algo creíble que esta mujer matase a sus hijos, dejase el cuerpo de otra en su lugar, cortándole la cabeza para que no pudiera identificarse, y escapara de allí. Esta teoría se apoyaba en la diferencia entre el cuerpo hallado y el cuerpo de Bella, además se demostró que Belle antes del incendio fue vista con una mujer, que si concordaba su fisonomía con la víctima decapitada, que además, según los forenses había sido envenenada antes de ser decapitada.

A pesar de todas estas pruebas, el 22 de mayo el jurado procesó a Ray Lamphere de incendio intencionado y del asesinato de la familia Gunness, fue condenado a 5.000 dólares de multa y 21 años de prisión, pero murió de tuberculosis el 30 de diciembre de 1909, obsesionado con Bella Gunness. ¿Sería Ray el asesinos? ¿Murió Bella en el incendio?¿Fue ella la culpable de todo y consiguió escapar?

Acompáñanos por este segundo viaje por los asesinos en serie más famosos de la historia y conocerás estas y otras historias. Te esperamos.

2 comentarios:

  1. Muy interesante el post, como psicóloga, la criminología es una de mis pasiones, junto con la sexualidad, evidentemente...
    Ah! Me apunto el podcast, ya escucho varios de historia, pero este no lo tenía en mi podcatcher.
    Saludos.

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  2. Muchas gracias por tu comentario +MaryAsexora. La psicología de la mente criminal es un estudio realmente muy interesante. Saludos y esperamos que te agraden los demás programas!

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