Ruta por la Historia: Octubre Rojo

Ruta Por La Historia

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viernes, 3 de noviembre de 2017

Octubre Rojo


Esta semana, a petición de muchos de vosotros, y conmemorando el aniversario del acontecimiento, volvemos a viajar a las frías tierras rusas para continuar narrando la Revolución Rusa, así que abrigaos que hoy vamos a conocer “El Octubre Rojo”.



1. Situación previa


Como vimos en la anterior entrada dedicada a la Revolución Rusa, el Comité provisional de la Duma Estatal invitó al Comité Ejecutivo del Sóviet de Petrogrado a tratar la situación política del país. Aceptaron la invitación, pero tenían una idea clara, no formarían parte en el nuevo Gobierno resultante. Eso sí, a cambio de su apoyo pidieron la promulgación de los derechos de asociación, de formación de partidos políticos y de libertad de prensa. Además, se debía liberar a todos los presos políticos del país y crearse una nueva asamblea Constituyente elegida por sufragio universal directo y que daría lugar a una nueva Constitución y una nueva forma de Gobierno ~.

Asimismo, rechazaron la propuesta de los diputados de la Duma para incluir a Chjeidze y Kérenski en el nuevo gabinete, aunque Kérenski si la aceptó y finalmente logró el apoyo del Comité ejecutivo. Por lo que el Gobierno quedó formado por liberales, conservadores moderados y Kérenski.

Kérenski
Aleksandr Kérenski, Primer Ministro del Gobierno Provisional.

El nuevo Primer Ministro fue Georgy Lvov, un aristócrata perteneciente al partido kadete o Constitucional Democrático que además ostentaba la cartera de Ministro del Interior. Las fuerzas conservadoras quedaron totalmente apartadas del arco político, pasando los liberales a ser considerados los nuevos conservadores, y naciendo entre ellos y los socialistas nuevas secciones moderadas que trabajaron juntas para cooperar con el nuevo Gobierno de transición. Asimismo, dentro de los socialistas surgió una escisión, los que querían cooperar con los liberales en el Gobierno, dirigidos por el menchevique Tsereteli; y por otro lado los socialrevolucionarios de izquierda, mencheviques internacionalistas, anarquistas y, principalmente, bolcheviques.

Georgy Lvov
Georgy Lvov, Primer Ministro de Rusia
Este grupo dirigido por Tsereteli se hizo con el control del Sóviet de Petrogrado y se multiplicó por todo el país, dominando la mayoría de los soviets y se caracterizaba por su disposición a ingresar en el Gobierno provisional, la defensa de amplias reformas sociales y económicas, y la restauración del orden público o la disciplina militar para frenar una posible contrarrevolución ~.

Tsereteli
Irakli Gueórguievich Tsereteli, líder menchevique
Aunque estos no eran los únicos problemas de ese momento, el campo y la primera guerra mundial eran los principales quebraderos de cabeza.

En el campo, como recordaremos, el 7 de abril de 1917, el Gobierno decretó el monopolio de los cereales y el establecimiento de un comité de abastecimiento, al que era obligatorio vender las cosechas a precios fijos. Pero la inflación desbordada, el transporte ineficiente y la escasa producción de artículos de primera necesidad, ya que la industria estaba dirigida a la producción bélica, provocó que un alto número de campesinos se negase a cumplir esta Ley. El Gobierno se mostraba incapaz de dominar la situación, aunque principalmente por dejadez en sus funciones, ya que las medidas a tomar para resolver la situación siempre se posponían la creación de una reforma agraria, querían que esta reforma la llevase a cabo la futura Asamblea Constituyente.

Este vacío de poder provocó la ocupación de tierras y el asesinato de algunos terratenientes por parte de los campesinos. La situación derivó en la pérdida total del poder gubernamental sobre los campesinos rusos, quedando el mismo en comités locales controlados por los campesinos que tomaban las decisiones más afines a sus intereses

Campesinos rusos 1917
Campesinos rusos en el verano de 1917

El otro gran problema como dije era la Primera Guerra Mundial, y aquí tampoco estaban unidos el Soviet de Petrogrado y el Gobierno provisional, y como muestra lo ocurrido el 13 de marzo de 1917. Ese día, se produjo una gran revuelta en Petrogrado, y se procedió al envío de tropas para acabar con ella, pero una vez en la capital, los soldados, que en su mayor parte eran de origen campesino, se unieron a los manifestantes, algo que no hicieron sus mandos. El Gobierno, que veía muy peligroso que soldados armados sin mandos naturales permaneciesen en la capital al servicio del Soviet, cursó la orden de acuartelamiento de las tropas y la entrega de sus armas.


Los soldados no querían aceptar esta orden, y expusieron sus quejas al Soviet de Petrogrado, quienes declararon a la orden del Gobierno como contrarrevolucionaria. Al día siguiente, el 14 de marzo, el Soviet rechazó la devolución de las armas y aprobaba la llamada Orden número 1 en la que se indicaba que las órdenes del nuevo Gobierno Provisional Ruso sólo debían acatarse si no se oponían a las directrices del Soviet de Petrogrado,  esta medida afectaba plenamente a las fuerzas armadas ya que los oficiales considerados contrarrevolucionarios fueron expulsados de sus unidades, lo que intensificó la división en los oficiales entre los que aceptaron los cambios revolucionarios y los que se opusieron a los mismos. Además, supuso la unión de los soldados al Sóviet de Trabajadores.

Orden número 1
Orden nº1 del Soviet de Petrogrado

Mientras esto ocurría en la capital, en el frente de la Primera Guerra Mundial la situación era muy mala. Al propio malestar que se le supone al soldado que ve que la situación en su país no invita a la victoria, la presencia de agitadores bolcheviques que propagaban la idea derrotista fue la chispa que prendió el descontento generalizado que derivó en sublevaciones y los motines. 

Además, se había preparado un caldo de cultivo proclive para esto, por un lado la abolición de la pena de muerte, el 25 de marzo, restó miedo a los soldados; y la aplicación de la Orden 8, la Declaración de los derechos del soldado, había relajado el código militar y permitía a los soldados abandonar sus unidades cuando no estuviesen de servicio.

2. La Ofensiva Kérenski


La política del Gobierno provisional ruso era cumplir con las obligaciones a que se había comprometido con el resto de las potencias aliadas, que consistían en proseguir la guerra hasta la derrota total de las Potencias Centrales. Pero el 17 de marzo, el Sóviet de Petrogrado expuso su postura sobre la guerra en una proclama en la que defendía la pronta rubrica de la paz, rechazando los objetivos de guerra zaristas. Sin embargo, la mayoría de los partidos políticos y los mandos militares apoyaron la idea de llevar a cabo una ofensiva militar pensando que una victoria militar reforzaría los esfuerzos a favor de la paz de la diplomacia rusa, además la reanudación de las operaciones ofensivas por parte de Rusia facilitaría la concesión de créditos de los Aliados; y para los mandos militares, el poner en marcha a sus hombres serviría para restaurar el orden en el Ejército, y debilitar a los revolucionarios.

El Gobierno relevó del mando a Mijaíl Alekséyev por considerarle pesimista, y nombró a Alekséi Brusílov, además Kérenski cambió a cuatro de los cinco comandantes de los sectores del frente. Con estas medidas buscaba una victoria que le hiciese recuperar el apoyo popular y reforzar la posición del Gobierno. 

Brusílov
Alekséi Brusílov, mando militar ruso en la Gran Guerra

Tras esto, partió hacia el Cuartel General en Mogilev para estar junto al Estado Mayor durante la ofensiva, y finalmente el 25 de junio firmó la orden de ataque. Una ofensiva que terminó siendo un total desastre quedando claro que los generales no podían controlar a las tropas bajo su mando, llegando incluso a pedir al Gobierno que volviese a instaurar la pena de muerte para los casos de insurrección. Una petición que aceptó y aprobó Kérenski, quien de paso aprovechó para instaurar y la censura en el frente. Estas medidas aumentaron el malestar de la tropa, que veía como sus derechos eran nuevamente pisoteados, y por tanto su ruptura total con el Gobierno y los socialistas moderados que habían dado su apoyo a Kérenski.

Kérenski WWI
Kérenski saludando a los soldados rusos en el frente.


3. Jornadas de Julio


Pero todas estas medidas no eran bien recibidas en la capital, donde el desencanto provocó las denominadas Jornadas de Julio de 1917, una serie de protestas armadas respaldadas por los anarcocomunistas y los bolcheviques, que trataron de derrocar al Gobierno Provisional Ruso y traspasar el poder a los sóviets.

Jornadas de Julio
Manifestantes en las Jornadas de Julio en Petrogrado

Además estas revueltas intentaban aprovechar la crisis gubernamental provocada por la dimisión de los ministros kadetes, descontentos con la incapacidad de los socialistas del gabinete para moderar las exigencias de los trabajadores y restaurar la disciplina militar en el Ejército ~. Esta crisis parecía conducir a la formación de un nuevo Consejo de Ministros socialista, algo que los bolcheviques querían pero que rechazaban los mencheviques, que preferían un nuevo Gobierno liberal-socialista, pero que excluyese a las principales figuras del partido liberal, los kadetes

Ante la inminencia de la Ofensiva militar de Kérenski, que podría debilitar a los revolucionarios y el envío de los soldados de Petrogrado al frente, el Partido Bolchevique ideó la posibilidad de llevar a cabo manifestaciones armadas contra el Gobierno, exigiendo el traspaso del poder político a los consejos y el inmediato comienzo de negociaciones de paz. Pero dentro de este partido no había unidad, una facción encabezada por Lenin se mostraba a favor de las manifestaciones; mientras que Zinóviev y Kámenev abogaban por no llevarlas a cabo.

Lenin Zinóviev Kámenev
Lenin (izq.), Zinóviev (centro) y Kámenev (drch) los principales bolcheviques de este momento. 

Las noticias de una posible revolución en Petrogrado llegaron a oídos del Gobierno que ordenó la colocación de patrullas militares a las calles, y el envío de delegados a las fábricas y los cuarteles para contrarrestar la proclama y evitar la manifestación. Finalmente, se canceló el llamamiento a la insurrección y se enviaron rápidamente delegados para comunicar el cambio de postura. Este cambio de postura en el último momento dejó a numerosos trabajadores y soldados descontentos.

El 25 de junio, el mismo día que, como hemos visto, Kérenski firmó la orden de ataque, el Consejo de Ministros, con el fin de conciliarse con los bolcheviques y encauzar el descontento de parte de la población, convocó su propia manifestación, pacífica y desarmada, para el 1 de julio de 1917, en la que se pediría la paz sin indemnizaciones ni anexiones, la autodeterminación de los pueblos y la unidad del movimiento revolucionario. Lejos de sosegar los anhelos bolcheviques, esta convocatoria sirvió para que ellos tratasen de que derivase en sus peticiones originales: firmar la paz, acabar con el gobierno y el traspaso del poder a los soviets. 

Así llegó el 1 de julio, y 400.000 personas marcharon en la manifestación, aunque las pancartas bajo las que andaban no eran las preparadas por el Consejo de Ministros, los lemas bolcheviques habían conseguido inundarlo todo.

Mientras, en el campo de batalla se llevaba a cabo la ofensiva del Ejército ruso, que tras unas primeras victorias, mostró la desorganización y la oposición a continuar combatiendo de la mayoría de las unidades, lo que agudizó la crisis gubernamental. Lenin se mostró contrario a intentar tomar el poder prematuramente sin contar antes con una mayoría en los soviets, sin ello la toma del poder sería precipitada y efímera. El objetivo no debía tomar el poder derrocando al Gobierno, sino hacerse con el control de los soviets, en los que recaería pronto el poder por el creciente desprestigio del Consejo de Ministros.

Lenin
Lenin, a pesar de su "fracaso" inicial, terminó imponiendo su criterio.

Para aumentar más tensión, estallaba el conflicto entre los anarcomunistas y el Gobierno. Los primeros habían intentado tomar las oficinas de un periódico conservador, pero finalmente fueron rechazados y volvieron a su cuartel general, la Villa Durnovó. En respuesta a esta acción, el Ministro de Justicia, Perevérzev, ordenó que abandonasen esa villa. Con el fin de demostrar fuerza contra esta orden, los anarcocomunistas pidieron el apoyo de los trabajadores, quienes llevaron a cabo una huelga y manifestaciones que terminaron siendo batallas campales.

El asalto gubernamental a la Villa Durnovó agravó la hostilidad de los trabajadores del distrito hacia la coalición de Gobierno, y aceleró la radicalización de los partidarios del sóviet en las dos semanas que siguieron a la gran manifestación en la capital y precedieron al estallido de las protestas de julio.

El 16 de julio, el 1er.  Regimiento de Ametralladoras, cercana a bolcheviques y anarcocomunistas y que había recibido órdenes de marchar al frente, envió delegados a las demás unidades militares de Petrogrado y a las fábricas para recabar el apoyo de soldados y trabajadores para su marcha armada con el objetivo de derrocar al Gobierno y traspasar el poder a los consejos. No hubo unidad en la respuesta de los militares, algunas unidades mostraron su apoyo, otras permanecieron neutrales, y otras se negaron a participar. Eso sí, consiguieron el apoyo de numerosas fábricas, hostiles al Gobierno por los bajos salarios y de los marinos de la base de Kronstadt.

Los comités ejecutivos del sóviet se hallaban tratando la crisis gubernamental cuando fueron informados de lo que estaba ocurriendo, y aprobaron una proclama para que la población no participase en el levantamiento. Sin embargo, las organizaciones bolcheviques, ante el aumento del movimiento, presionaron al comité central para respaldarlo antes de encontrarse con un levantamiento armado que no controlase, pero la dirección del partido bolchevique no tenía una postura clara ante los acontecimientos. Finalmente, soldados amotinados y trabajadores acudieron a su sede y forzaron el apoyo de la organización al alzamiento. Los bolcheviques decidieron entonces dirigir a la muchedumbre al Palacio Táuride, sede del sóviet de Petrogrado, para presentar sus exigencias de acabar con el Gobierno provisional y asumir el poder.


Palacio Táuride
Palacio Táuride, sede del Soviet de Petrorgado 

A pesar del gran respaldo a favor de un Gobierno soviético, el apoyo a la misma comenzaba a decaer, algunas unidades militares seguían oponiéndose a participar y algunas de las que se habían manifestado dudaban sobre si seguir en esa lucha. Por su parte, el apoyo militar al Consejo era nulo, y al Gobierno inexistente, eso sí, los ministros del Gobierno se refugiaron en el Estado Mayor del Ejército, defendido por destacamentos de cosacos.

En un intento para frenar con la protesta, el Consejo envío al ministro de Agricultura y líder socialrevolucionario, Víctor Chernov, a reunirse con los manifestantes, pero fue recibido con hostilidad, y únicamente la intervención de Trotski, de la confianza de los rebeldes, logró la liberación de Chernov. 

Trotski
Lev Trotski, líder bolchevique

El Consejo, ante lo que estaba ocurriendo, la continua radicalización de los manifestantes y la falta de apoyo militar, aprobó el traslado de tropas desde el frente a la capital, pero había un problema, estos soldados no llegarían al menos hasta la noche, por lo que Petrogrado quedaba a merced de los manifestantes.

Mientras, y en un intento por debilitar a los manifestantes desde dentro, Perevérzev, el ministro de Justicia, hizo pública la investigación del Gobierno sobre la posibilidad de que Lenin fuese un agente de los alemanes en Rusia. A pesar de que esta investigación era bastante dudosa, tanto en fuentes como en desarrollo, si consiguió lo que buscaba, ganarse el apoyo de los regimientos de la capital que no se habían unido a la revuelta.

Lenin espía
Recorte de prensa internacional haciendo eco de la posibilidad de que Lenin fuese un espía

En el Palacio Táuride continuaban las reuniones del Sóviet de Petrogrado que, a pesar de ser ocupado por los manifestantes, no paró con su actividad. Una cosa quedaba clara en este Soviet, la mayoría de los delegados eran opuestos al derrocamiento del Gobierno de coalición y a la toma del poder ~. Mientras, comenzaron a llegar tropas leales, y gracias a la llegada de estos refuerzos reconocieron la autoridad del Gobierno formado por los ministros que habían quedado tras la retirada de los kadetes y aplazaba el debate sobre la formación de un nuevo gabinete a la reunión plenaria del Comité Ejecutivo Central.

Si la posición del Soviet y del Gobierno había estado en peligro, la inminente llegada de tropas del frente, la desmoralización de parte de los manifestantes, y la indignación popular por la información vertida contra Lenin, reforzaban ahora su posición, quedando ahora en la picota el partido bolchevique, que tenía ahora dos opciones, disolver las manifestaciones o por tratar de tomar el poder. Finalmente, se optó por la primera opción. Pocas horas después, se anunciaba la desconvocatoria de huelgas y manifestaciones

Hacia mediodía las tropas leales al Consejo y al Gobierno controlaban la mayor parte de la ciudad, salvo los suburbios obreros. El 19 de julio, el mando militar diseñó una operación con el fin de tomar por los edificios en poder de los bolcheviques, quienes recibieron un ultimátum exigiendo su rendición. Asimismo, se expidió la orden de detención contra Lenin, Zinoviev y Kamenev, quienes tenían ahora que elegir entre huir o entregarse a la justicia. Lenin, tras ver como se habían manipulado pruebas e informaciones para acusarle de espía alemán, decidió junto a Zinoviev escapar hacia Helsinki.


Lenin Helsinki
Lenin huido en Helsinki, afeitado y con peluca.

Por su parte, el partido decidió no pasar a la clandestinidad y continuar con sus actividades legalmente. Otros dirigentes fueron arrestados como Kámenev o Trotski.

Las revueltas de julio habían fracasado, pero dejaban clara la postura de los mencheviques. Ellos no tomarían el poder, un gobierno en manos del sóviet provocaría una guerra entre socialistas y burgueses, por lo que la solución sería una nueva coalición con los representantes de la burguesía ~.

Sin embargo, y a pesar de la posibilidad que tuvieron de acabar con los bolcheviques, la falta de reformas hicieron inútiles las represalias contra los bolcheviques y efímera su pérdida de popularidad.  

Por su parte, la burguesía endureció su posición y no quiso llevar a cabo nuevas concesiones políticas o económicas, lo que complicó aún más sus acuerdos con los socialistas.


4. El Golpe de Kornilov


De aquí salió un nuevo Gobierno, dirigido por Kérenski, quien consiguió la vuelta de los kadetes al Consejo de Ministros, quienes le obligaron a aceptar que los ministros quedasen libres de responder ante sus partidos o ante el Sóviet de Petrogrado ~, que se comprometía a no intervenir en la labor de gobierno; y nombró al General Kornílov como nuevo comandante en jefe del Ejército Ruso, quien había exigido autonomía para restaurar la disciplina en las fuerzas armadas. Para Kérenski, Kornílov era una gran baza política debido a su popularidad entre los kadetes cuyo respaldo necesitaba para apuntalar su posición y era una de las escasas opciones entre los mandos veteranos del Ejército, en su mayoría reaccionarios y hostiles al primer ministro.


Kornílov
General Lavr Kornílov, Comandante en Jefe del Ejército Ruso.

A pesar de haber solventado esta crisis, este gobierno fue un auténtico desastre organizativo con continuos cambios de ministros. Ante esta situación, en las élites conservadoras se comenzó a fraguar la idea de dar un Golpe de Estado e implantar un gobierno militar, era necesaria la eliminación de la dualidad del poder, el reforzamiento del Gobierno y la supresión de los consejos y del detestado partido bolchevique, pero había que buscar un candidato, y el elegido fue el recién nombrado comandante en jefe del Ejército Ruso, Kornilov.

Estas élites kadetes, junto a las organizaciones de industriales, banqueros, militares conservadores y los terratenientes veían bien a este militar, ya que gracias a él se había restaurado la pena de muerte en el frente, buscando la disciplina militar, además era pública y notoria su escasa simpatía por la revolución, y este apoyo no lo tenía únicamente en el interior del país, los representantes de la Entente, le consideraban el único hombre capaz de devolver el orden al país y devolverlo a la lucha contra los Imperios Centrales. Poco después Kornílov comunicó a estos grupos su disposición a cooperar con ellos.

A mediados de agosto, Kornílov presentó un plan de reforma para restaurar la disciplina en las fuerzas armadas que contaba con la simpatía de la mayoría del generalato ruso, y que equivalía a la implantación de una dictadura militar pero Kérenski lo rechazó. A pesar de este rechazo, los conservadores hostiles al Presidente consiguieron que el plan de reforma se filtrase a la prensa.

~ En la calle, el ideario de Kornílov no dejó indiferente a nadie, las fuerzas más reaccionarias lo veían como la salvación al caos y a la anarquía que creían estar viviendo, mientras que los revolucionarios veían en este plan un ataque directo a los cimientos de la propia revolución ~. 

Con este ambiente de crispación, el 19 de agosto Kornílov pidió al Gobierno el traspaso del mando del distrito militar de Petrogrado, dependiente del Ministerio de Defensa, justificándose por la cercanía de la capital al frente y además procedió a acercar a ciertas unidades militares a la capital. Kornílov estaba convencido de la necesidad de militarizar las fábricas y los ferrocarriles, la eliminación de los consejos y el aplastamiento de los bolcheviques, aunque sabía de sobra que Kérenski no aceptaría estas medidas, y que éste pensando que todo esto podría desequilibrar peligrosamente al Gobierno ordenaría su destitución y su arresto. Kornílov convencido de la necesidad de viajar a la capital para lograr la aprobación de su plan de reformas, se trasladó rodeado de guardaespaldas y pudo entrevistarse con Kérenski.

La reunión fue algo más que tensa y se dice que los gritos podían escucharse desde fuera. Kérenski no permitía que Kornílov expusiese ante el Gabinete sus propuestas de cambio militar. Esa misma noche, Kornílov regresó a Maguilov, y al día siguiente cursó la orden necesaria para que el III Cuerpo de Caballería se trasladase a una posición cercana a la capital, para que en un mínimo plazo de tiempo pudiese marchar sobre ella. 

A finales de agosto, poco antes de la conferencia estatal, en una reunión entre figuras kadetes y empresarios, se animó a Kornílov a dar un golpe de Estado y acabar con el Gobierno provisional, con lo que quedaba clara la ruptura entre los socios de gobierno. Ante esta situación de debilidad, Kérenski indicó, el 30 de agosto, a Sávinkov, al Viceministro de Defensa, su intención a aceptar la reforma propuesta por Kornílov. Además, aceptaba que Kornílov tomase el control de la capital ante la ofensiva alemana, pero únicamente si la capitalidad se trasladaba a Moscú.

El Viceministro de Defensa Sávinkov se reunió con Kornílov los días 5 y 6 de septiembre, acordándose que la capital quedaría fuera de la jurisdicción militar de Kornílov. Además, como Kérenski temía que la publicación de la aprobación de los planes militares de Kornílov podrían llevar a un alzamiento de los bolcheviques, solicitaba la presencia del III Cuerpo del Ejército en Petrogrado, pero esto no se podía hacer así como así, por lo que se urdió un plan.

Kornílov debía preparar un falso levantamiento de falsos oficiales bolcheviques en Petrogrado, y tras acabar con ellos, podría presentarse como el salvador y garante del Gobierno. Para ello también contaría con el apoyo de la prensa conservadora. A cambio, el Gobierno le pidió que no fuese el reaccionario general Krýmov quien mandase el III Cuerpo en su marcha hacia la capital, algo que Kornílov aceptó pero que incumplió finalmente. Para evitar grandes enfrentamientos, el Gobierno había suprimido la guarnición de la base naval de Kronstadt, que apoyaban a los bolcheviques.

Con estos acuerdos cerrados, Sávinkov pidió a Kérenski que los ratificase, pero éste no solía tomar una decisión en firma, hasta que al final cedió y prometió firmarlo el 8 de septiembre. Parecía que las posturas se acercaban y se iba a evitar el conflicto entre el Presidente del Gobierno y el Comandante en Jefe del Ejército, pero como suele pasar la presencia de terceras personas suele enredar las cosas. Y esta tercera persona fue Vladímir Lvov, antiguo procurador del Santísimo Sínodo Gobernante. Este personaje intentó, con buenas intenciones, acercar las posturas de Kérenski y Kornílov, ya que pensaba que implantarían un nuevo Gobierno autoritario, necesario para restaurar el orden en el país.


Vladimir Lvov
Vladimir Lvov, instigador del conflicto entre Kérenski y Kornílov

Pero que pasó, que ~Lvov se creció y pensó que disfrutaba de plenos poderes, por lo que en una de las reuniones le afirmó a Kornílov que Kérenski tenía la intención de dimitir y traspasar el poder a los militares para que instalasen una dictadura. Kornílov se propuso a sí mismo para el cargo e ideó un Gobierno en el que se incluiría a Sávinkov y al mismo Kérenski. Además Kórnilov afirmaba que Kérenski debía trasladase al cuartel general del alto mando militar para evitar ser capturado por los bolcheviques. La fecha que se establecía para esta supuesta cesión de poder fue el 10 de septiembre ~.

De vuelta en la capital, el 8 de septiembre Lvov expuso a Kérenski un supuesto ultimátum en el que Kórnilov pedía su renuncia, la implantación de un Gobierno militar y la proclamación de la ley marcial. Kérenski, sorprendido, pidió a Lvov que pusiese por escrito las condiciones supuestamente exigidas por el comandante en jefe. Esa tarde, solicitó confirmación de la propuesta de Kornílov y convocó a Lvov al Ministerio de Defensa para ponerse en contacto con el general y confirmar sus condiciones. Lvov llegó tarde y Kérenski conversó con Kornílov, fingiendo ser el propio Lvov, aunque cada uno entendió la conversación de manera diferente. 

Kérenski entendió que Kornílov no deseaba ayudarle a aplastar a los radicales de izquierda, sino apartarlo del poder, por lo que le denunció como rebelde, y Lvov fue inmediatamente arrestado. Por su parte, Kornílov pensó haber llegado a un acuerdo definitivo con Kérenski y que este acudiría a la sede del Estado Mayor para ultimar los detalles del plan.

Al día siguiente, Kérenski se dirigía a la nación y pedía el apoyo del pueblo contra el general golpista Kornílov. Igualmente comunicaba el cese de Kornílov como Comandante en Jefe, asumiendo el cargo y colocando al General Alekséiev como Jefe del Estado Mayor. Este segundo nombramiento había sido un trágala de varios ministros que se habían mostrado favorables a remplazar a Kérenski por Alekséiev o por un directorio que lo incluyese.


Kornílov
Kornílov recibido como un héroe en Moscú

A pesar de todo esto, el golpe militar ya se había puesto en marcha y Kornílov se declaró en rebeldía contra el Gobierno, que comenzó e a armar a los trabajadores para oponerse al avance de las tropas rebeldes. El Sóviet decidió a respaldar a Kérenski y envió agitadores al III Cuerpo de Caballería para tratar de detener su avance, además formó un comité para coordinar la defensa de Petrogrado, en el que los bolcheviques fueron invitados a participar, lo que significaba su rehabilitación política, tras lo ocurrido en julio. La razón de esta rehabilitación fue que la fuerza armada dependía de las formaciones controladas por los bolcheviques, en las fábricas, largas colas de voluntarios esperaban para enrolarse como guardias rojos.

Todo parecía estar en contra de Kornílov, ahora los que le habían incitado le abandonaban, kadetes y burgueses le daban la espalda. Además, si recordamos hace un momento habíamos hablado de que se había preparado un falso levantamiento de militares bolcheviques, pues bien esto no había ocurrido. Estos falsos militares andaban por los bares de Petrogrado bebiendo sin parar.

Las tropas de Kornílov cuando tuvieron noticias de que en la capital no ocurría nada detuvieron su avance y se reunieron con los enviados del soviet, quienes les informaron de todo lo que estaba ocurriendo y estos soldados decidieron deponer sus armas. Mientras, las tropas de caballería alzaron banderas rojas, detuvieron a sus comandantes y enviaron unos delegados a la capital a comunicar su lealtad al Gobierno.

El 14 de septiembre, Kornílov se rendía y acababa el levantamiento. Ese mismo día, Kérenski proclamó la República y la formación de un directorio con él mismo a la cabeza, aunque lejos de recuperarse como figura política, realmente había quedado mortalmente debilitado y con en manos de las fuerzas militares de los bolcheviques. La izquierda creía que había estado implicado en los planes del general, mientras que la derecha no le perdonaba haber hecho fracasar el pronunciamiento.


5. Revolución de Octubre


Todo este ambiente de crispación provocó la radicalización de la izquierda, y un aumento de poder de los bolcheviques, quienes habían avisado con tiempo del peligro que era Kornilov y de la posibilidad de que hubiese intentos de golpes contrarrevolucionarios. Todo esto ayudó para que el 13 de septiembre, los bolcheviques lograsen la mayoría en el Sóviet de Petrogrado, y cuatro días más tarde, Trotski y otros bolcheviques prisioneros desde las Jornadas de Julio fueron liberados.

Y no solo la política estaba enrarecida, el Ejército era un fiel reflejo de la sociedad, por un lado nos encontramos el reforzamiento de los guardias rojos como principal defensa de la revolución, armados además por el Gobierno, y por otro una pérdida total de la disciplina en el ejército regular. Los soldados sospechaban de sus mandos, ya que aunque afirmaban ser contrarios a Kornílov, muchos le habían dado su apoyo en secreto. Desde el frente, los soldados pedían la condena a muerte para Kornílov y sus partidarios, ya que el mismo la había restituido para casos de rebelión, pero esta petición no se llevó a la práctica, lo que alejaba aún más a Kérenski de sus soldados.

Guardia Roja Petrogrado 1917
Miembros de la Guardia Roja en 1917

Como hemos visto la política y el ejército estaban en una situación de crisis total, y esto arrastró a la economía. En Petrogrado se vivía un desabastecimiento casi total de alimentos y combustible, y esto provocaba que el pueblo fuese favorable a la implantación de un nuevo Gobierno soviético que reuniese a las diversas corrientes socialistas, pero no uno exclusivamente bolchevique.

Sin embargo, poco a poco los Soviets de las ciudades más importantes del país fueron cayendo poco a poco en manos de los bolcheviques, siendo nombrado Trotski Presidente del Sóviet de Petrogrado.

Las fuerzas bolcheviques veían como su poder iba creciendo, los marinos de la Flota del Báltico rechazaron a Kérenski; los campesinos de la región de la capital eligieron a un bolchevique como representante para la inminente Conferencia Democrática. Una Conferencia que debía acordar qué Gobierno debía sustituir al directorio de emergencia creado por Kérenski durante el golpe de Estado de Kornílov. En esta reunión, los bolcheviques dejaban claras sus intenciones, debía sacarse a los burgueses del Gobierno y crear uno totalmente socialista.

marinos de la Flota del Báltico 1917
Marineros bolcheviques de la Flota del Báltico en un mitin

Los líderes bolcheviques Kámenev y Trotski, creían que se podía tomar el poder mediante el empleo de la política. Pero Lenin afirmó que el poder debía tomarse mediante una revolución armada, unos ideales que plasmó en unas cartas que envió al Comité Central del Partido bolchevique el 28 de septiembre. Este Comité decidió ignorar a Lenin quien presentó su dimisión del Comité, pero no tuvo efecto alguno. A pesar de este revés, continuó con su campaña revolucionaria.

Tras terminar las deliberaciones, la Conferencia Democrática permitió a Kérenski formar un nuevo Gobierno en el que se incluían ministros kadetes y de otras formaciones liberales, algo que en seno de los socialistas sentó muy mal y pensaron que podrían forzar un Gobierno plenamente socialista en el próximo Congreso de los Sóviets. Para los radicales, el congreso podría transferir el poder a un Gobierno de extrema izquierda, para los moderados, este nuevo Gobierno provisional garantizaría la elección y reunión de la Asamblea Constituyente. 

Mientras, el Sóviet de Petrogrado, controlado por los bolcheviques, se negó a apoyar al nuevo Gobierno y anunció que el próximo Congreso de los Sóviets formaría un nuevo gabinete revolucionario. Lenin insistía en la toma inmediata del poder mediante una revolución, pero la dirección bolchevique afirmaba que el Gobierno saliente de esta revolución tendría en contra a toda la burguesía, no contaría con el apoyo del proletariado mundial, y sería incapaz de enfrentarse militarmente a Alemania, por todo esto indicaban que debían apoyarse en los sóviets y en la futura Asamblea constituyente para hacer avanzar la revolución ~.

No obstante, la crisis política, económica y militar aceleraron los acontecimientos. Lenin regresó de Finlandia a Petrogrado y se reunió con el Comité central bolchevique logrando que este aprobase un alzamiento armado contra el Gobierno, pero sin que se fijase una fecha concreta. Esta decisión salomónica acentuó las luchas internas en el partido entre los favorables a la posición de Lenin, aquellos que preferían realizar una toma del poder aprovechando el Congreso de los Sóviets, y los que se oponían a este alzamiento, liderados por Kámenev.

El 25 de octubre, el comité ejecutivo del Sóviet de Petrogrado aprobó la formación de un órgano para coordinar la defensa del próximo Congreso de los Sóviets, el Comité Militar Revolucionario, formado por representantes del Sóviet, soldados, marinos, sindicalistas y milicias obreras y de otras organizaciones. Ante esta situación, los socialistas moderados abandonaron el Comité Militar Revolucionario, una medida que facilitó su control por los bolcheviques.

Cuatro días después, una reunión del Comité confirmó la decisión de tomar el poder a pesar de la oposición del grupo de Kámenev, de las resoluciones de obreros y soldados que querían tomar el poder mediante el inminente Congreso de los Sóviets, de los socialrevolucionarios de izquierda y los mencheviques internacionalistas. Para Lenin, la toma del poder debía realizarse antes del Congreso y el papel de este debía limitarse a aceptarla. Mientras, los socialistas moderados pidieron posponer el Congreso cinco días debido a que sus delegados aun no estaban en Petrogrado, una situación que fue fundamental, ya que permitió organizarse a los bolcheviques para tomar el poder. 

El 3 de noviembre una conferencia de los militares de la guarnición de la capital, organizada por el Comité Militar Revolucionario de Petrogrado, confirmó la lealtad de las unidades al Sóviet de Petrogrado frente al Gobierno. La resolución animaba al Comité Militar Revolucionario y al Sóviet de Petrogrado a tomar el poder, firmar la paz en la Primera Guerra Mundial, asegurar el abastecimiento de alimento a la población y aprobar la necesaria reforma agraria.


Soviet de Petrogrado en 1917
Reunión del Soviet de Petrogrado en 1917

Esa misma noche, enviados del Comité Militar Revolucionario le comunicaron al Coronel Polkóvnikov, Jefe del Distrito Militar de la Capital, que a partir de ese momento toda orden debía ser visada por ellos, pretensión que el coronel rechazó. Esta negativa provocó que el Comité Militar Revolucionario informase a las unidades de la guarnición de Petrogrado que Polkóvnikov era un contrarrevolucionario, por lo que la revolución corría peligro, razón por la que no reconocían su autoridad e indicaban que a partir de ese momento las órdenes las darían ellos. Con el fin de asegurarse que sus órdenes eran recibidas, el Comité Militar Revolucionario procedió a enviar a comisarios a las principales unidades militares, donde fueron recibidos con entusiasmo. Igualmente se cursó la orden a los arsenales de no suministrar armas o municiones sin su permiso.


Polkóvnikov, Jefe del Distrito Militar de la Capital
Georgy Petrovich Polkóvnikov

El 4 de noviembre comenzaron las manifestaciones en Petrogrado en un ambiente de hostilidad absoluto, por un lado estaban los manifestantes; grupos de guardias rojos esperando para actuar; y soldados cosacos, que habían organizado una marcha patriótica con el fin de conmemorar la liberación de Moscú de manos de Napoleón. Mientras, el Gobierno confiaba en contar con suficientes tropas leales para aplastar un posible alzamiento. Kérenski se mostraba seguro de poder acabar con cualquier desorden. Pero no llegaban lo refuerzos militares del frente norte que el Gobierno había pedido, por lo que ante la llegada de la fecha señalada para la celebración del Segundo Congreso de los Sóviets que seguramente aprobaría su destitución y el traspaso del poder, el Gobierno decidió actuar procesando a algunos miembros de este congreso, cerrando periódicos bolcheviques y procediendo a reforzar las defensas del Palacio de Invierno, sede del Gobierno en la capital.

Kérenski envió un ultimátum al Comité Militar Revolucionario, debían revocar su orden de control de la guarnición o tendrían que enfrentarse a las medidas que el Gobierno considerase oportunas para restaurar el orden. Finalmente, el Comité Militar Revolucionario, influido por los moderados del Sóviet de Petrogrado, decidió aceptar el ultimátum del Kérenski.

A pesar de esta aceptación, Kérenski continuó solicitando refuerzos del frente mientras que el Coronel Polkóvnikov ordenaba el arresto y juicio de los comisarios enviados por el Comité Militar Revolucionario a las unidades de la guarnición; y se procedía al asalto de periódicos bolcheviques por tropas gubernamentales. Los trabajadores de estos periódicos consiguieron huir y comunicar lo sucedido al Sóviet, al Comité Militar Revolucionario de Petrogrado y al partido bolchevique

Ante esta situación se convocó una reunión de urgencia donde se calificó la acción gubernamental de contrarrevolucionaria y mientras estaban reunidos fueron informados de ciertos movimientos de tropas poco. El Comité Militar Revolucionario consideró todo lo que estaba sucediendo como una traición a la revolución y ordenó llevar a cabo la “directiva número 1” ordenando la movilización de efectivos. Finalmente, en esta reunión se desechó la idea de un alzamiento inmediato contra el Gobierno y se limitaron a garantizar la celebración del Congreso de los Sóviets.

Al día siguiente, Kérenski se reunió con su Gabinete de Gobierno afirmando que la situación estaba bajo control, pero realmente no era así, la milicia de la capital había desobedeció las órdenes del Gobierno y no había arrestado a los miembros del Comité Militar Revolucionario ya que estaban bajo las órdenes del Sóviet; y las tropas de refuerzo que Kérenski esperaba posiblemente no llegarían nunca, una parte de ellas le había abandonado poniéndose bajo las órdenes del Comité Militar Revolucionario; y la otra estaban siendo retenidas lejos de la ciudad por los partidarios del Comité. Además la insurrección militar se había extendido a la marina de guerra, a bordo del crucero Aurora, la marinería se amotinó contra sus oficiales cuando estos dieron órdenes contrarias a las indicadas por el Sóviet.


Crucero "Aurora"
Crucero "Aurora" en Petrogrado, 1917

El Gobierno contaba en la ciudad con apenas unos pocos miles de soldados, lo que le dejaba en clara desventaja frente a los revolucionarios. Pocas horas después, el Consejo de la República, asamblea creada para paliar el retraso de la convocatoria de la Asamblea Constituyente, comenzó una nueva sesión en la que Kérenski solicitó ayuda incondicional ante lo que estaba ocurriendo en la capital, pero esta petición fue rechazada. Únicamente los socialistas moderados le brindaron su apoyo siempre que se aprobasen una serie de reformas de manera inmediata, pero finalmente Kérenski rechazó la propuesta y se encontró solo ante el problema.

Kérenski ordenó a las tropas leales mantener el control de los edificios oficiales y de los puntos estratégicos de comunicaciones y aislar a los barrios de la periferia mediante la elevación de los puentes sobre el río Nevá. Sin embargo estas órdenes no se pudieron cumplir ya que una muchedumbre impidió levantar el puente de Liteiny, que quedó bajo control de los guardias rojos. Poco después, tropas del Comité Militar Revolucionario tomaban el puente Tróitski, y adelantándose incluso a las órdenes del Comité los granaderos rebeldes ocuparon el resto de los principales puentes.


Puente Liteiny
Postal del Puente Liteiny en 1913, cuatro años antes de la Revolución de Octubre 

Poco a poco, los principales centros de la capital pasaron a manos de las fuerzas leales al Sóviet de Petrogrado en una serie de enfrentamientos sin muertos con las fuerzas fieles al Gobierno. A las primeras horas de la tarde, las tropas ciclistas que protegían el Palacio de Invierno se retiraron. Poco tiempo después, el Comité Militar Revolucionario solicitó el envío de marinos de la Flota del Báltico que se dirigieron a Petrogrado en cuatro dragaminas.

Mientras tropas controladas por el Comité Militar Revolucionario ocuparon la Estación del Báltico, cortando así los posibles refuerzos al Gobierno desde el oeste. Por su parte, cadetes de la Escuela de Artillería recibieron la orden gubernamental de arrestar a Lenin que se pensaba que estaba en una imprenta, al llegar allí, los cadetes encontraron a Lenin, pero también a un numeroso grupo de Guardias Rojos que los desarmó y detuvo. 

Al finalizar el día, el desastre de Kérenski era total, las fuerzas del Sóviet de Petrogrado controlaban la mayor parte de la ciudad, pero el Sóviet no daba órdenes de ataque, en esos momentos seguían intentando detener un posible golpe de mano gubernamental y asegurar la celebración del Congreso Panruso de los Sóviets que debía realizar el traspaso del poder.


Congreso Panruso de los Sóviets.
Celebración del Congreso Panruso de los Sóviets.

 ~ Mientras, Lenin, veía estupefacto cómo sus compañeros no daban el golpe de gracia al Gobierno de Kérenski y solicitó al partido permiso para acudir al Cuartel General del partido bolchevique situado en el convento de Smolny, aunque no se le concedió este permiso. A pesar de esta denegación, se disfrazó y marchó hacia Smolny acompañado por un guardaespaldas, donde llegó al final del día. ~ 

La debilidad mostrada por el Gobierno provocó un nuevo cambio de táctica por parte del Comité Militar Revolucionario donde se comenzó a planear pasar al ataque, tomando los puntos vitales de la ciudad que aún no estaban bajo su poder y procediendo posteriormente a la detención de la cúpula del Gobierno. Se cursaron las órdenes necesarias y se procedió a la toma de la Oficina Central de Correos, la Estación de Nikoláievski gracias a la presencia del crucero Aurora que se había sumado plenamente al levantamiento, el Banco Estatal, y la central telefónica, procediéndose a desconectar los teléfonos del Palacio de Invierno, incomunicando al Gobierno.

Con las primeras luces del día siguiente, los rebeldes tomaban la Estación de Ferrocarril Varsovia, que comunicaba la capital con el frente norte, lo que impedía la llegada de refuerzos. Todo parecía indicar que el Gobierno acababa de ser herido de muerte, un Gobierno que únicamente controlaba su sede, el Palacio de Invierno.

Su única salida eran los tres regimientos de cosacos que estaban en la ciudad y que habían protagonizado una manifestación patriótica en recuerdo de la expulsión de Napoleón, pero estos cosacos no quisieron prestarles ayuda, por lo que los mandos militares comunicaban al Gobierno la falta de ayuda y la gravedad de la situación. Poco después Kérenski abandonó la ciudad camino del frente con el objetivo de reunir tropas leales que aplastasen la revuelta. Sobre su salida hay dos versiones distintas, una que afirma que lo hizo en un vehículo de la embajada estadounidense, y que por tanto pasó sin ser revisado por las fuerzas bolcheviques y otra que afirma que lo hizo disfrazado de enfermera. Mientras, Lenin redactaba la proclamación que deponía a Kérenski y que firmaba el Comité Militar Revolucionario.

A lo largo del día, el Comité Militar Revolucionario tomó los últimos edificios relevantes controlados por el Gobierno, la prisión de Krestý y el Palacio Mariinski, sede del Consejo de la República. Por la tarde, en una reunión del Sóviet de Petrogrado, Trotski anunció la caída del Gobierno y las medidas adoptadas para asegurar el poder en la capital. Poco después, Lenin apareció ante el Sóviet de Petrogrado recibiendo una gran ovación, tras esto se aprobó el traspaso del poder, a pesar de que el Palacio de Invierno aún no había caído, aunque ya se estaba planeando su toma.


deposición del Gobierno Provisional
Proclama del Comité Militar Revolucionario de Petrogrado anunciando la deposición del Gobierno Provisional.

El plan de toma aprobado consistiría en crear dos anillos concéntricos, con el interior se haría presión sobre los sitiados y el exterior para evitar posibles intentos de auxilio de las tropas cosacas o de los cadetes.  El orden del plan consistiría en la presentación de un ultimátum al Gobierno, que si no era aceptado desencadenaría el ataque. La señal para el mismo sería un farol rojo encendido en la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, tras su encendido, desde el crucero Aurora se dispararían sus cañones contra el Palacio de Invierno.


Fortaleza de San Pedro y San Pablo.
Vista aérea de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo.

En el interior del Palacio, sin Kérenski que había partido en búsqueda de refuerzos, el Vicepresidente del Gobierno Konoválov, decidió mantener la sesión hasta ser socorridos por las tropas que se esperaban del frente o ser arrestados por los rebeldes. La organización de la defensa quedó en manos de Palchinski, una tarea casi imposible debido a que las tropas estaban desmoralizadas y no había víveres. A las 6 y media de la tarde llegaba el ultimátum al Palacio, indicando que tenían de plazo hasta las 7 y diez para rendirse. Tras recibir a los emisarios, el Gobierno decidió no responder al ultimátum, no se entregarían tan fácilmente. No obstante, parte de las fuerzas que defendían el Palacio negociaron con los sitiadores su salida de un cerco que poco a poco se iba estrechando, y una tras otra, las unidades enviadas desde el frente para aplastar el levantamiento estaban comunicando su apoyo al Comité Militar Revolucionario de Petrogrado.


Konoválov
Alexander Konoválov, Vicepresidente del Gobierno.

A las nueve y treinta y cinco minutos de la noche se encendía el farol rojo en la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, y cinco minutos después desde el Aurora se hizo una salva de seis disparos de fogueo, comenzaba la toma del Palacio de Invierno.

Con el fin de evitar un derramamiento inútil de sangre, se dio de plazo un par de horas para que el Gobierno se replantease su posición, pero visto que esto no ocurría, minutos después de las 11 y media de la noche, los cañones de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo abrían fuego, esta vez con munición real contra el Palacio. Poco después, los primeros grupos rebeldes comenzaron a entrar en las dependencias del Palacio y a las 2 de la mañana los atacantes encontraron finalmente la sala donde se encontraba reunido el gabinete, que ordenó a los cadetes que la defendían que no ofreciesen resistencia para evitar una sangría. En nombre del Gobierno, el vicepresidente Konoválov declaró rendición a las 2 y diez de la mañana del 26 de octubre de 1917 según el calendario juliano, que equivaldría a nuestro 8 de noviembre.

Se condujo a los ministros a pie hasta la Fortaleza de San Pedro y San Pablo y los comisarios del Comité Militar Revolucionario tuvieron que formar una guardia especial de marinos y soldados para protegerlos de la muchedumbre que se agolpaba a las puertas del Palacio y amenazaba con lincharlos, especialmente cuando se conoció que el Presidente Kérenski no se encontraba entre los prisioneros.

Poco antes se había abierto el Segundo Congreso Panruso de los Sóviets de Diputados de los Obreros y Soldados, que aunque los bolcheviques habían querido que se hubiese celebrado tras la toma del Palacio de Invierno, finalmente los delegados forzaron su inicio antes de la toma definitiva. La primera tarea del congreso fue la elección de una presidencia; los bolcheviques propusieron una representación proporcional a las delegaciones, con catorce bolcheviques, siete socialrevolucionarios, tres mencheviques y un menchevique internacionalista, una propuesta que fue aprobada, nombrándose Presidente del Congreso a Kámenev, y allí se encontraban cuando oyeron los cañonazos procedentes de la Fortaleza de San Pedro y San Pablo y que daban inicio al asalto que Lola nos contaba antes.

Inicialmente, el congreso aprobó la propuesta del menchevique internacionalista Mártov de proclamar un Gobierno democrático conjunto de todos los partidos que formaban el Sóviet de Petrogrado, intentado así un mayor derramamiento de sangre, pero cuando fueron informados de la caída del Gobierno y la detención de sus miembros, entre los que se encontraban socialrevolucionarios y mencheviques, los participantes en este Congreso de esos partidos abandonaron la sala como protesta, a los que Trotski tachó de contrarrevolucionarios. Esta salida, facilitaba a Lenin la formación de un nuevo Gobierno exclusivamente bolchevique. 

La proclamación que anunciaba la toma del poder redactada por Lenin, también reflejaba el programa fundamental del nuevo Gobierno, una paz democrática a todas las naciones y el establecimiento de un armisticio inmediato en todos los frentes, el traspaso de la tierra de los terratenientes, de la Corona y de los monasterios a los comités campesinos; la introducción de una democracia completa en el Ejército; establecerá el control obrero de la producción; la convocatoria de la Asamblea Constituyente; abastecer de pan las ciudades y de productos básicos a los pueblos; garantizar a todas las naciones de Rusia un derecho de autodeterminación; y que todo el poder pasaba a los Sóviets de los diputados de obreros, soldados y campesinos ~.

Mientras, los que se habían retirado del Congreso formaron un Comité para la Salvación de la Patria y la Revolución, que denunciaba las acciones de los bolcheviques, solicitando el apoyo de la población y anunciando su intención de formar un nuevo Gobierno. A pesar de este núcleo de resistencia, el Segundo Congreso Panruso de los Sóviets de Diputados de los Obreros y Soldados decidió la creación del nuevo gobierno, el Consejo de Comisarios del Pueblo, los ministros serían llamados ahora Comisarios, siendo esta nueva denominación obra de Trotski; y un nuevo Comité Ejecutivo Central Panruso encabezado por el bolchevique moderado Kámenev y compuesto por 62 bolcheviques, 29 socialrevolucionarios de izquierda, 6 mencheviques internacionalistas y cuatro miembros de otros partidos menores.

Finalmente se decidió la composición de ese Consejo de Comisarios del Pueblo, Lenin sería el nuevo Presidente, Trotski sería el Comisario de Exteriores; Rýkov, ocuparía la Comisaría de Interior; Noguín, la de Comercio e Industria; Lunacharski, en Educación; Miliutin en Agricultura; Shliápnikov Trabajo ; Skvortsov Finanzas; Avílov Correos y Telégrafos; Lómov Justicia; Stalin Nacionalidades; y Teodoróvich Abastecimiento. Por último, el ejército quedaba bajo la dirección de un triunvirato formado por Vladímir Antónov-Ovséyenko, Pável Dybenko y Nikolái Krylenko. 


Consejo de Comisarios del Pueblo
Reunión del Primer Consejo de Comisarios del Pueblo.

Como hemos visto, la toma del poder el Petrogrado se llevó a cabo sin casi derramamiento de sangre, pero eso no fue así en Moscú, la antigua capital del Imperio ruso, donde la toma del poder por los bolcheviques fue dramática.  El sóviet de Moscú estaba dominado por los partidarios del Gobierno provisional de Kérenski, y cuando se tuvieron noticias del levantamiento de los bolcheviques, los cadetes de las escuelas militares se lanzaron contra ellos en una auténtica guerra civil que duró seis largos días. Durante esta lucha, esta vez los perjudicados por la falta de refuerzos fueron los bolcheviques, ya que la huelga de los trabajadores ferroviarios que cubrían la línea entre Petrogrado y Moscú, contrarios al alzamiento y el arresto del Gobierno provisional, imposibilitaba la llegada de los guardias rojos de la capital.

La lucha como hemos dicho fue atroz y no se ahorró el uso todas las armas posibles, incluyendo la artillería que destruyó edificios de bancos y comercios, e incluso dañó las imponentes torres y murallas del Kremlin. Finalmente, y con el fin de no verse superados, los guardias rojos de Moscú obligaron, mediante las armas, a los trabajadores del ferrocarril a abandonar la huelga, por lo que horas después llegaron a Moscú grupos de Guardias Rojos armados procedentes de Petrogrado, con los que consiguieron acabar con los focos de resistencias. Los guardias rojos fallecidos en los enfrentamientos fueron sepultados en fosas cavadas en la Plaza Roja al lado de las murallas del kremlin como homenaje.



6. La reacción de Kérenski-Krasnov


Como vimos en el bloque anterior, el Presidente, ahora expresidente Kérenski había salido de la capital en busca de ayuda, y tras ver como los bolcheviques se hacían con el poder no estuvo quieto y luchó por recuperarlo. Pero la búsqueda de tropas leales no fue tarea sencilla, y no las encontró hasta llegar a Pskov, a donde llegó tras huir de Gátchina donde casi fue arrestado por los bolcheviques.

En Pskov se encontraba el Cuartel General del Frente Norte al mando del General Cheremísov; quien estaba enemistado con Kérenski hasta tal punto que se había negado a auxiliar al Gobierno provisional en su momento y recomendaba a Kérenski abandonar Pskov cuanto antes, ya que sus hombres eran afines a los bolcheviques y por tanto no podía asegurar su integridad. No obstante, Kérenski encontró el apoyo del General Piotr Krasnov, quien anteriormente se había levantado contra él en el Golpe de Kornílov, y que ahora dirigía el III Cuerpo de Caballería. Tras limar antiguas rencillas, reunieron algunas unidades del cuerpo para marchar sobre Petrogrado y acabar con el peligro bolchevique.


Piotr Krasnov

General Piotr Krasnov

La noche del 8 de noviembre las fuerzas leales a Kérenski, compuestas por seiscientos cosacos, un tren blindado, un carro blindado y algunas piezas de artillería marcharon hacia Petrogrado. En su camino tomaron Gátchina sin encontrar resistencia y se prepararon para el asalto de las posiciones bolcheviques mientras esperaban refuerzos, pero estos no llegaron debido a la neutralidad de muchos oficiales, el rechazo a combatir, y la influencia de los bolcheviques sobre los soldados, eso sí en Gátchina consiguió apropiarse con dos aviones y un carro blindado.

Dos días después tomaron Tsárskoye Seló, donde la artillería de Krasnov puso en retirada a los guardias rojos. Como respuesta el Comité Militar Revolucionario se estaba preparando para defender la capital y procedió a enviar al frente a las mejores tropas con las que contaba en Petrogrado al mando del Coronel Muraviov y Trotski y Dybenko como supervisores.

En la capital, eso sí, los exministros mencheviques animaban a los funcionarios a oponerse al nuevo Gobierno bolchevique y los partidarios del antiguo Gobierno, el Comité de Salvación de la Patria y la Revolución planeaban un alzamiento simultáneo al inminente asalto de Kérenski, por lo que para coordinar el levantamiento en la ciudad y el avance de las tropas de Kérenski, Stankévich marchó a su encuentro. Pero Kérenski es un hombre al que la suerte no le acompañaba, y sus hombres, tras diferentes enfrentamientos con los bolcheviques, comenzaron a retirarse y a confraternizar con los bolcheviques con la esperanza de poder regresar a sus hogares, la situación era tan inestable que Kérenski pensaba que iba a ser detenido por sus hombres y entregado a los bolcheviques, por lo que disfrazado de marino huyó, llegando en su huida hasta Francia, donde vivió hasta 1940, cuando tras la llegada de los nazis se marchó a Estados Unidos.

Por su parte, Krasnov fue capturado pero pronto liberado tras prometer no combatir a las autoridades soviéticas, promesa que rompió pronto, convirtiéndose en dirigente de un movimiento antibolchevique al frente de los cosacos del Don.


Y aquí termina la Revolución de Octubre que desencadenará la Guerra Civil Rusa.
Pero esa es otra historia...

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