Ruta por la Historia: La Revolución francesa. El Reinado del Terror

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viernes, 30 de septiembre de 2016

La Revolución francesa. El Reinado del Terror


Terminábamos nuestra anterior entrada relativa a la Revolución francesa a las 10 y 20 de la mañana del día 21 de enero de 1793, cuando Luis XVI o Luis Capeto era guillotinado, y un miembro de la Guardia Nacional recogió la cabeza real y la mostró al pueblo que gritaba «¡Viva la República!». Pero antes de continuar, tenemos que retroceder un poco en el tiempo, antes incluso de que el Rey fuera ejecutado.

Situación internacional

Como podemos suponer, el resto de monarquías europeas vivían con  tensión todo lo que estaba ocurriendo en Francia, ya que querían evitar que este tipo de movimientos se reflejasen en sus países con levantamientos. Entre todos los monarcas destaca la figura del Emperador Leopoldo II que era hermano de María Antonieta y por tanto cuñado de Luis XVI.

Leopoldo II
Leopoldo II, cuñado de Luis XVI
Inicialmente, el Emperador había permanecido ajeno a toda la revolución, pensando que finalmente se resolvería de manera pacífica, o bien instaurando Luis XVI un régimen más liberal, o haciéndose fuerte y acabando de alguna manera con todos los levantados. No obstante, esta indiferencia se tornó en preocupación cuando vio que la situación se radicalizaba y que por tanto, de un modo o de otro, la vida de su cuñado y de su hermana corría cierto peligro.

En agosto de 1791, el Emperador Leopoldo II y el Rey Federico Guillermo II de Prusia se reunieron en Pillnitz, Sajonia, a petición de los nobles franceses exiliados. De esta reunión nació, el 27 de agosto, la Declaración de Pillnitz, en la que se pedía que se permitiera al Rey de Francia afianzar, en completa libertad, las bases de la forma de gobierno, que es lo que corresponde al soberano y para el bienestar de Francia". Además, amenazaban vagamente con severas consecuencias si algo les sucediese al Rey y a su familia.

Declaración de Pillnitz
El Emperador y el Rey de Prusia realizan la Declaración de Pillnitz
Era una amenaza vacía, ya que Austria entraría en guerra contra la nueva Francia sólo si las demás potencias europeas también lo hacían, y conocían de antemano que Gran Bretaña no era partidaria de esta intervención, ya que intentaban sacar algún tipo de beneficio de la situación francesa. Eso sí, la Asamblea Nacional de Francia interpretó este Declaración como una declaración de guerra, lo que aumentó el poder político de los radicales franceses. 

El 20 de abril de 1792, casi ocho meses después de la Declaración de Pillnitz, en una reunión de la Asamblea francesa, el Ministro de Asuntos Exteriores, Charles François Dumouriez, que si inicialmente había pertenecido a los jacobinos ahora era del partido girondino, presentó un listado con todos los agravios que Austria y su Emperador habían hecho en los últimos tiempos contra Francia y sus habitantes. La Asamblea recibió este informe como si de un insulto se tratase, y declaró la guerra a Austria encargando a Dumouriez una invasión inmediata de los Países Bajos austriacos, donde esperaban obtener el apoyo popular.

Charles-François Dumoriez
El General Charles-François Dumoriez, líder militar francés
Guerras Revolucionarias

Si el espíritu nacional francés estaba en un momento álgido, el ejército francés no estaba en sus mejores momentos, muchos mandos franceses habían desertado y huido, por lo que el ejército estaba desorganizado y no contaban con suficientes efectivos para llevar a cabo una guerra contra un potente ejército como el austriaco. 

El 1 de marzo de 1792 el Emperador, y hermano de María Antonieta, Leopoldo II fallecía con tan solo 44 años, y era sucedido por su hijo, y por tanto sobrino de Maria Antonieta, Francisco I de tan solo 24 años. Este cambio de Emperador podría haber sido algo ventajoso para los intereses franceses pero a pesar de su juventud, Francisco I fue un claro continuador de la política anti-revolucionaria de su padre.

Francisco I
 Francisco I de Austria y II del Sacro Imperio
El joven Emperador puso bajo el mando del Duque de Brunswick un ejército que, tras acantonarse en Coblenza, avanzó con facilidad y las ciudades de Longwy y Verdún cayeron en sus manos. Posteriormente, el Duque de Brunswick declaró en el llamado Manifiesto de Brunswick que la finalidad de su invasión era restaurar al rey en todos sus poderes y acabar con toda persona que osara oponerse.

Duque de Brunswick
El Duque de Brunswick, el brazo armado del Emperador
Lejos de conseguir que los franceses se asustasen, el efecto que tuvo fue todo el contrario, el ejército volvió a unirse, la Asamblea dejó atrás todas sus diferencias por un tiempo, y el pueblo francés se unió y realizó el asalto a las Tullerías, tal como contamos en el anterior programa de la Revolución francesa, que provocó el derrocamiento del rey 

Mientras esto ocurría, el Duque de Brunswick ponía a su ejército rumbo a París dirigiéndose a desfiladeros de Argonne. Dumouriez, que se encontraba al Norte, en Valenciennes, con la intención de tomar los Países Bajos austriacos, marchó hacia Argonne cortando el paso a las tropas austriacas y solicitando ayuda a François Kellermann, Comandante en Jefe del Ejército del Mosela, que se encontraba en la ciudad de Metz. La batalla, por llamarla de algún modo, ya que coloquialmente se conoce como el Cañoneo de Valmy, ocurrió el 20 de septiembre y finalizó con la retirada del ejército austriaco. 

Cañoneo de Valmy
Batalla de Valmy | Victor Adam
Al día siguiente de esta primera y curiosa victoria de las tropas revolucionarias francesas, la monarquía francesa fue abolida y proclamada la Primera República francesa

En el resto de frentes, los franceses cosechaban nuevas victorias, tomando Saboya y Niza, en Italia, y el Teniente General Adam Philippe, Conde de Custine, conocido como el General Bigotes invadía suelo alemán llegando a tomar Espira, Worms, Maguncia y Frankfurt. Al norte, Dumouriez puso rumbo nuevamente hacia Bélgica y obtuvo una contundente victoria en la Batalla de Jemappes, del 6 de noviembre de 1792, con la que consiguió la toma de los Países Bajos Austriacos. 

Y ahora si es cuando enlazamos con el programa anterior, recordando que un mes después de esta victoria de Jemappes se abrió el proceso contra Luis XVI acusado de contrarrevolucionario y traidor al pueblo soberano de Francia y que finalizó con su ejecución el 21 de enero de 1793. 

Si las monarquías europeas habían actuado asustadas por la posibilidad de que al monarca francés le pasase algo, cuando llegó a los diferentes países la noticia de que Luis XVI había sido ajusticiado saltaron todas las alarmas y se creó una coalición de las monarquías absolutistas europeas para acabar con la revolución. Esta coalición estaba compuesta por el Emperador, el Rey de Prusia, el Rey de España, Gran Bretaña, Holanda, Cerdeña y Holanda

Las fuerzas absolutistas lanzaron sus fuerzas de invasión contra Francia por tierra y mar, las tropas del emperador atacaron desde los Países Bajos Austriacos, las del Rey de Prusia desde la zona de Rin, los británicos apoyaron las revueltas en las colonias francesas de ultramar y pusieron en asedio Tolón, en el Mediterráneo y donde se comienza a hablar de las hazañas de un personaje que más adelante como sabemos será muy importante, Napoleón Bonaparte; las tropas españolas se lanzaron al ataque en la zona del Rosellón, un ataque que dio lugar a la Guerra del Rosellón.

Guerra del Rosellón

Pedro Pablo Abarca de Bolea, el Conde de Aranda y Secretario de Estado de Carlos IV, preparó una ofensiva por los Pirineos dividida en tres, por Cataluña al mando del General Ricardos atacaría el más numeroso, con cerca de 32.000 hombres; en Navarra estarían 18.000 hombres al mando de Ventura Caro; y finalmente en la zona aragonesa, Pablo de Sangro y Merode, príncipe de Castelfranco, con otros 5.000. Según el plan trazado, el único grupo que atacaría sería el del General Ricardos, los otros dos se limitarían a defender la frontera y a apoyar con maniobras de diversión la campaña principal del frente oriental.

General Ricardos
General Ricardos, líder y héroe español en la Guerra del Rosellón | Francisco de Goya
Al tener conocimiento de este movimiento de tropas, Francia declaró la guerra a España 7 de marzo de 1793, y doce horas después una brigada francesa se apoderó del Valle de Arán. La respuesta española no se hizo esperar, y el General Ricardos se lanzó a por el Rosellón, entrando en Francia por Saint-Laurent-de-Cerdans y tras ocupar diferentes enclaves fronterizos tras la victoria española en la Batalla de Céret, el 19 de mayo se encontró frente al ejército francés del General Dagobert en la llamada Batalla de Mas Deu que nuevamente se decantó para el lado español lo que permitió a Ricardos la toma de Baños, Bellegarde y el valle del Tec. 

La campaña triunfal del general Ricardos tuvo su cima en la Batalla de Truillás, del 22 de septiembre, recibiendo en esta batalla la ayuda de refuerzos comandados por el Duque de Osuna y por el Conde de la Unión, de tropas portuguesas y de la escuadra anglo-española que operaba en las costas mediterráneas. No obstante, el ejército español tenía una grave crisis de suministros, lo que obligó a Ricardos a retirarse, pero a pesar de ello pudo vencer nuevamente a los franceses en Asprés, lo que ponía en sus manos Port Vendres, Santelme y Collioure, y por tanto, toda la costa rosellonesa. 

La falta de suministros cada vez era más acuciante, lo que sumado a la nueva movilización de hombres que había hecho Francia provocaba que la balanza de las victorias se inclinase del lado galo. La situación era tan insostenible que el General Ricardos, tuvo que regresar a Madrid para conseguir más apoyo, no obstante una pulmonía acabó con su vida el 13 de marzo de 1794. 

Desde el año 1794 al año 1795 las tropas francesas del General Dugommier fueron cosechando diferentes victorias con las que consiguieron expulsar a los españoles del Rosellón para finalmente ocupar zonas de Cataluña, Navarra y País Vasco. La situación española era tan mala que Godoy, firmó en 1795 por separado con Francia, la llamada Paz de Basilea en la que la corona española reconocía a la República Francesa y se normalizaban las relaciones comerciales. Por esta medida, Godoy recibió el título de Príncipe de la Paz.

Godoy por Goya
Godoy, primer Ministro de Carlos IV | Francisco de Goya 

Política interior. Guerra entre jacobinos y girondinos

Instaurada ya la República Francesa, el poder ejecutivo y legislativo recayó en manos de la Convención Nacional. Este organismo, formado a partir de unas elecciones, inició sus labores como una asamblea de tipo constituyente para crear una constitución que sustituyese la aprobada en 1791. En esta nueva constitución se recogía el sufragio universal, el derecho a la educación y al trabajo, y la protección con dinero público de los más humildes. 

En esta Convención estaban representados tres grupos, situados además en lugares muy específicos, a la derecha del Presidente se encontraban los moderados o también llamados Girondinos, debido a que el partido se formó en torno a algunos diputados del departamento de Gironda. Eran partidarios de una política moderada y federalista. En el centro de este organismo fueron colocados los neutrales, conocidos como la Llanura; y por último nos encontramos a los radicales, situados a la izquierda, conocidos como la montaña, al estar situados en los bancos más altos. En su mayoría, los miembros de este tercer grupo, procedían del club de los jacobinos, eran enemigos acérrimos de los girondinos.

Estos dos grupos estaban enfrentados desde hacía tiempo, los girondinos, que eran mayoría, acusaban a los jacobinos de ser los responsables de uno de los episodios más tristes de la Revolución Francesa, “Las Masacres de Septiembre”.

Masacres de Septiembre
Asalto a una prisión durante las Masacres de Septiembre

En el verano de 1792, como hemos visto, las tropas del Duque de Brunswick habían ocupado Longwy y Verdún y el Duque había lanzado el manifiesto que lleva su nombre en el que se hacía referencia a que acabaría con la vida de todo aquel que impidiese su labor de restaurar al rey en todos sus poderes, lo que significaba que su ejército entraría en Paris a sangre y fuego. Ya fuese debido a los nervios, o la falta de habilidad de algunos políticos, pronto surgió la idea de que dentro de los revolucionarios había traidores, y a partir de este momento comenzó una “caza de brujas”

Jean Paul Marat, miembro de los jacobinos, fue colocado al frente del Comité de Vigilancia, que tenía como fin eliminar a todos los contrarrevolucionarios. De hecho, fue el propio Marat quien de su puño y letra elaboraba las listas negras de sospechosos. Además quería que estos «tribunales populares» no solo actuasen en París, tenían que extenderse por toda Francia, y para que todo el mundo lo supiese ordenó que se publicase la siguiente orden: 

“La Comuna de París desea informar a sus hermanos de todos los departamentos, que una parte de los temibles conspiradores detenidos en las cárceles ha sido condenada a muerte por el pueblo: actos de justicia que creen indispensables a fin de acabar, por temor, con todas las legiones de traidores encerrados tras sus muros; por el momento se ha conseguido que el enemigo se detenga y, sin duda alguna, toda la nación, después de la larga sucesión de traiciones que la han conducido al abismo, se decidirá a adoptar estas medidas si las cree necesarias para la salud pública, y todos los franceses dirán, como los parisinos: «Nosotros moriremos frente al enemigo, pero no dejaremos detrás nuestro a estos delincuentes para que maten a nuestros hijos y a nuestras mujeres». 

Jean Paul Marat
Marat, "cerebro" de las Masacres de Septiembre | Joseph Boze
En París se ejecutó a más de 1400 personas, siendo en su mayor parte miembros de la Iglesia, aunque no solo afectó a los llamados “contrarrevolucionarios”, bajo esta locura también murieron pequeños comerciantes, artesanos y prisioneros por delitos comunes que se encontraban en las diferentes cárceles parisinas. Fuera de París destacan las acciones represivas que se efectuaron en Orleans o Reims, pero muy lejos de en cuento a víctimas de lo ocurrido en París. 

Como contábamos antes, los girondinos acusaron directamente a Marat de ser responsable de desatar la locura en París y extenderla por todo el país, por lo que llevaron a la Convención una votación para proceder a su detención, y al ser el grupo mayoritario, se pudo aprobar y llevarse a cabo el 13 de abril de 1793. No obstante, el Tribunal Criminal Extraordinario declaró a Marat inocente, y el 24 de abril, triunfante volvía su puesto en la Convención. 

A pesar de este revés, el 18 de mayo, los girondinos forman en la Convención la Comisión de los Doce, que tendría como misión la investigación de las actividades de la Comuna de París durante las masacres de septiembre y una de las primeras medidas es la orden de arresto de Hebert, Fiscal de la Comuna de París, y el líder radical Jean François Varlet. A finales de ese mes de mayo, los sans-cullotes, los partisanos radicales, realizan una sublevación en París y finalmente la Convención Nacional fue rodeada por los insurrectos dirigidos por Hanriot, jefe de la Guardia Nacional, y los miembros de la Convención fueron obligados a aprobar el arresto de veintinueve diputados girondinos y dos ministros. 
François Hanriot
François Hanriot, artifice del golpe de Estado que dio el poder a los jacobinos
Los girondinos fueron detenidos y puestos bajo arresto domiciliario, pero no con la vigilancia necesaria, por lo que muchos de ellos pudieron huir hacia zonas seguras desde donde alentaron a los federalistas para luchar frente a los sublevados que querían imponer un fuerte centralismo. 

La ciudad de Caen se convirtió en la base de los federalistas y estos tomaron la decisión de rechazar cualquier tipo de medida que saliese de la nueva Convención controlada por los jacobinos. Además llamaron a los departamentos vecinos a sumarse a su levantamiento y crear un ejército federado que marchase sobre Francia. A este llamamiento acudieron los cinco departamentos vecinos y el 10 de julio 2.000 hombres al mando del General Felix Wimpffen marcharon hacia París.

Por su parte, en Burdeos, capital de la región de la Gironda y lugar de partida de los girondinos, se creó una Comisión Popular de Salvación Pública que asumió el poder y ofreció un sueldo a todos los hombres que se sumasen a la sublevación federalista, de esta manera unos 400 hombres salieron desde Burdeos con dirección a París. 

El 13 de julio las tropas procedentes de Caen eran derrotadas y dejaban el camino libre para que las fuerzas jacobinas marchasen hacia Caen y por tanto los girondinos que estaban en esta ciudad comienzan una huida con dirección a Burdeos. Esa derrota no era la única, ya que los girondinos eran derrotados además en Nimes y Lyon. 

En estos momentos ocurre uno de esos sucesos del que todo el mundo tiene conocimiento gracias al arte, en este caso gracias a un cuadro de Jacques Louis David, el asesinato de Marat

La muerte de Marat | Jacques Louis David
Como casi todo el mundo sabe, Marat sufría una enfermedad de la piel de la que únicamente encontraba alivio sumergiéndose en una bañera. Según afirmaba el mismo, había contraído algún tipo de enfermedad en las cloacas de París cuando se escondía de sus enemigos. No obstante, estudios recientes parecen indicar que los síntomas de Marat son muy parecidos a las erupciones cutáneas provocadas por la alergia al gluten. 

Sea cual sea el origen de su enfermedad, el 13 de julio de 1793 Marat se encontraba en su bañera cuando una mujer que afirmaba portar una lista de los contrarrevolucionarios pidió una entrevista con él, y Marat accedió al encuentro. La joven, Charlotte Corday, sacó un cuchillo que llevaba oculto entre sus ropas y le apuñaló en el pecho. Marat falleció y ella fue apresada. Cuatro días después se celebró el juicio en el que se le acusaba de asesinato y contrarrevolucionaria, Charlotte Corday únicamente afirmó “sabía que Marat estaba pervirtiendo Francia. He matado a un hombre para salvar a cien mil". No obstante fue declarada culpable y guillotinada en París. Como represalia, los girondinos guillotinaban al antiguo alcalde jacobino de Lyon. 

Charlotte Corday
Charlotte Corday, asesina de Marat
El asesinato de Marat condenaba a muerte prácticamente a los 21 girondinos que aun permanecían presos en París, por lo que su juicio, celebrado en octubre de 1793 fue mas una pantomima que un juicio. Finalmente, el 31 de octubre eran guillotinados. Parte de los que habían huido tuvieron la posibilidad de reintegrarse en la Convención nacional el día 24 de julio de 1794, el día que cayó el siguiente personaje del que vamos a hablar, Robespierre.

Robespierre y el Terror

En abril de 1793 Danton y el diputado girondino Isnard crearon el Comité Central de Salud Pública una institución creada con el fin de tener una institución fuerte que aplicase condenas duras a todo aquel que se apartase de la doctrina revolucionaria, lo que le daba un carácter plenamente represor. Poco a poco este Comité fue aumentando su poder. 

Tras la caída de los girondinos, jacobinos como Robespierre y Louis de Saint-Just se unieron al Comité y, debido a la debilidad de la Convención, ocupada principalmente en defender a Francia en las guerras contra las potencias europeas, se convirtió en el principal órgano de gobierno. A la vez que aumentaba su poder se incrementaba la arbitrariedad de sus decisiones ya que casi sin pruebas se podía condenar a la guillotina a cualquier persona, dando lugar al Régimen del Terror en el que las figuras principales eran Marat, Danton y Robespierre

Danton, Marat y Robespierre
Danton, Marat y Robespierre, el triunvirato sangriento
La muerte de Marat dejaba el poder plenamente a Danton y Robespierre, pero debido al propio régimen que ellos habían instaurado, no tardaron en sospechar el uno del otro, pero en esta guerra interna Robespierre tenía más poder y lo supo aprovechar. Recordemos que en estos momentos Francia se encontraba en una lucha interna entre los girondinos huidos y los jacobinos, y Danton intenta llegar a un acuerdo entre ambas partes creando además un partido, los indulgentes, que buscan el final de la época del Régimen del Terror; además defendían las reivindicaciones de los «sans-culottes», lo que intentaba acercarles a las clases populares; pero su gran error fue mostrarse contrarios a la ejecución de María Antonieta, algo que trataremos más adelante. 

Robespierre pone en marcha toda su capacidad pseudopolítica y provoca que los jacobinos acusen a Danton de malversación de fondos y de traidor promonárquico; además consiguen implicarle en un escándalo financiero relacionado con la Compañía francesa de Indias. Viendo su vida en peligro, Danton, huye a su localidad natal Arcis-sur-Aube. A finales de marzo de 1794, Danton era detenido bajo la acusación de “ser enemigo de Francia”, una acusación que significaba la muerte y más si su enemigo Robespierre controlaba el juicio. Finalmente, el 5 de abril de 1794 era guillotinado y según se cuenta sus últimas palabras fueron “de lo único que me arrepiento es de irme antes que esa rata de Robespierre”

Danton guillotina
Danton subiendo a la guillotina
En junio de 1794 Robespierre consiguió ser nombrado, posiblemente por el miedo a represalias por su parte, Presidente de la Convención lo que le otorgaba prácticamente todos los poderes de Francia, y continuando con su política de locura y muerte llegó incluso a firmar decretos que anulaban la comparecencia de testigos y de defensores en los juicios revolucionarios. 

Robespierre
Robespierre, el Señor del Terror
Parecía que nada podría derrocar a este pseudodictador pero finalmente se organizó una oposición que tuvo el poder suficiente para acusarle de despotismo y traición. En la sesión en la que se le estaba acusando de estos cargos, el 27 de julio, estalló una fuerte pelea, en la que incluso fue herido en la mandíbula antes de ser detenido. Al día siguiente, 28 de julio de 1794, Robespierre era ejecutado en la guillotina sin que hiciese falta celebrar un juicio. Poco después, el órgano de Terror con el que había sometido a Francia, el Comité de Salud Pública, era disuelto.

Detención de Robespierre
Detención de Robespierre | Max Adamo

María Antonieta. Prisión, juicio y ejecución

Tras el 21 de enero de 1793, María Antonieta comenzó a ser conocida como la Viuda Capeto y cayó en una profunda depresión de la que nunca podría salir. La única esperanza que la mantenía con un poco de serenidad era pensar que algún día la corona de Francia recayese en su hijo Luis, a quien los nobles en el exilio habían reconocido como Rey a la muerte de Luis XVI. Estos nobles, apoyándose en grupos religiosos que se habían vuelto contrarios a la Revolución con el paso del tiempo y en los políticos más conservadores intentaron en repetidas ocasiones liberar a la Reina y la Familia Real de su cautiverio, pero todas las intentonas quedaban en eso, en intentonas ya que nunca terminaban en buen puerto.

Maria Antonieta
María Antonieta poco antes de que comenzase su infierno
A pesar de que como hemos visto, la situación política y militar de Francia era bastante complicada, el destino de María Antonieta no fue una cuestión dejada en el olvido, sobre todo porque como recordemos estaba emparentada con los emperadores de Austria que eran enemigos mortales de la Francia Revolucionaria. Como vemos la suerte de la Reina estaba en el aire, pero fue tomando forma a partir de la creación del Comité de Salvación Pública en abril de 1793 por Danton y el diputado Isnard. Como contamos hace un rato, tras la caída de los girondinos, Robespierre comenzó a tener cada vez más poder dentro de este Comité, y desde él comenzó a presionar a la Convención para que María Antonieta fuese juzgada. Además una de las primeras medidas que se toma es evitar que el joven príncipe Luis fuese contaminado con las ideas absolutistas de su madre, por lo que a mediados de julio es separado de su madre y queda al cuidado de Antoine Simon, un zapatero miembro del ala más radical de la Convención.

Delfín Luis
El Delfín Luis de Francia
Pero lo que terminó por hundirla moral y anímicamente fue su traslado, en la madrugada del 1 de agosto desde la Prisión del Temple a la prisión de la Conciergerie, la antecámara de la muerte. Esta nueva prisión, de la que poco salían con vida, era también conocida como el Palais de la Cité, y ocupa el muelle del Reloj, en la Isla de la Cité. Desde el siglo X había sido la residencia de los Reyes franceses, pero 1392, el Rey Carlos V de Francia la abandonó, y paso a convertirse en Prisión del Estado. La prisión ocupaba la planta baja del edificio que bordea el muelle del Reloj y las dos torres: los pisos superiores estaban reservados para el Parlamento, y recibía el nombre de la Conciergerie o conserjería debido a que era un conserje quién vigila a los prisioneros, tenía a su cargo las llaves de este Palacio y controlaba el consumo de velas y cirios. 

Conciergerie
Vista actual de la Prisión de la Conciergerie
Pues bien, a esta nueva prisión fue trasladada María Antonieta que desde ese momento recibió el nombre de prisionero 280. Inicialmente María Antonieta fue confinada en la antigua sala de reuniones del cuerpo de carceleros, compuesta por dos sillas, una mesa, un sillón de caña y un camastro, como lujo tenía una estrecha ventana por la que la prisionera podía observar el patio al que las mujeres prisioneras podía salir.

Si los monárquicos habían intentado llevar a cabo una fuga de la Reina mientras estaba presa en el Temple, con esta nueva situación que consideraban infrahumana no podían quedarse con los brazos cruzados, e idearon diferentes planes de fuga, siendo el llamado Complot del Clavel el más importante y organizado por Jean de Batz, el Barón de la Santa Cruz.

Jean Pierre de Batz
Jean Pierre de Batz, cerebro del Complot del Clavel

El 28 de agosto de 1793, Jean-Baptiste Michonis, inspector de prisiones compinchado con Jean de Batz, entra en la celda de la reina Maria-Antonieta en compañía de otro hombre que en la solapa de su casaca a rayas luce dos grandes claveles, su nombre es Alexandre Gonsse de Rougeville.

Según el plan trazado, Rougeville se inclina ante María Antonieta y sus dos claveles caen ante ella. No ha sido un accidente, entre los pétalos de los claveles hay enrollado un mensaje oculto. Rápidamente, los dos visitantes salen un momento de la celda, y es cuando María Antonieta al recoger las flores observa que hay algo raro en ellas…las observa y ve un pequeño rollo de papel, lo saca y es una nota que dice "Tengo hombres y dinero."

La cara de la Reina cambia totalmente y con la ayuda de un alfiler de su pelo escribe en el rollito en blanco que ha encontrado en el segundo clavel, "Estoy estrechamente vigilada, no hablo con nadie, confío en vos". Poco después vuelven a entrar los dos caballeros en la celda y María Antonieta le indica que se le cayeron antes los dos claveles. Una vez fuera de la prisión, Rougeville lee la respuesta de la Reina, es el momento de poner el plan en marcha. En primer lugar sobornan a Jean Gilbert, uno de los gendarmes que vigilan a María Antonieta, y gracias a esto pueden, el 30 de agosto, volver a reunirse con la prisionera y elaborar el plan de fuga que quedó fijado para la noche del 2 al 3 de septiembre, y tras escaparse debía marchar al castillo de Livry dónde le esperaba Madame de Jarjayes y, desde allí, ambas partirán disfrazadas para adentrarse en territorio alemán.

Los siguientes sobornados fueron los conserjes de la cárcel, el matrimonio Richard, ya que María Antonieta debía pasar por delante de ellos en plena huida. A la hora fijada, la prisionera sale de su celda, atraviesa la sala donde se encuentran los gendarmes encargados de custodiarla, quienes también han sido sobornados, cruza en la conserjería del matrimonio Richard, ahora solo una verja, en la que esta apostado Jean Gilbert, le separa de la libertad.

Cuando todo parece ir a la perfección, Jean Gilbert da el alto e impide a la reina cruzar esa última barrera para tener la libertad. La Reina suplica, Rougeville y Michonis que esperan fuera le prometen más dinero, pero Gilbert no acepta y conduce nuevamente a su celda a la reina. Además, Gilbert envía un informe al Teniente Coronel Dumesnil, denunciando todo el complot organizado Michonis y Rougeville. El Teniente Coronel Dumesnil impresionado por lo que acaba de leer escribe de urgencia al Comité de Seguridad. Saltan todas las alarmas, María Antonieta ha intentado huir gracias a unos traidores, por lo que el Comité envía inmediatamente a Jean-Pierre André Amar, un masón jacobino, y al diputado Sevestre a La Conciergerie para interrogar a la Reina, quien con intenta de todas las maneras posibles evitar dar datos sobre los organizadores e implicados en su intento de fuga.

Las intenciones de la Reina surtieron efecto, por lo que únicamente se podía acusar de traidores a las dos personas que Jean Gilbert sabía que estaban implicados, Rougeville y Michonis. El primero pudo huir de París y desaparecer, pero Michonis fue arrestado y enviado a prisión. En cuanto al matrimonio de conserjes no se pudo demostrar su plena culpabilidad por lo que simplemente fueron despedidos.

Para evitar nuevas intentonas, María Antonieta fue llevada a una segunda celda, donde un simple biombo la separaba de los guardias que la custodiaban, a la espera de que su proceso comenzase.

segunda celda
María Antonieta en su segunda celda tras su fracasada huida
Si en el proceso contra su marido, Luis XVI, se intentó realizar con toda la legalidad posible y evitar de esta manera que las potencias extranjeras no dudaran de la legalidad del veredicto, en el caso de María Antonieta la legalidad quedó a un lado y se convirtió en uno de los mayores casos de pantomima judicial posible.

Como recordareis de nuestro primer repaso de la Revolución Francesa, María Antonieta era una persona que despertaba todas las antipatías del pueblo francés, era acusada de despilfarradora, de un desmesurado gusto por la moda y celebrar ostentosas fiestas mientas su pueblo moría de hambre. Además se decía que ella había manipulado a Luis XVI convirtiéndole en un mal Rey, influenciando totalmente sus decisiones políticas, de hecho se afirmaba que la primera víctima de María Antonieta era el propio Luis XVI.

Una vez estallada la Revolución en Francia, se le acusaba de haber planeado el intento de huida de la familia real el 20 de junio de 1791 con dirección a los Países Bajos austriacos, territorios que estaban bajo el poder de su hermano el Emperador. Por si esto fuera poco, el ejército austriaco invadía suelo francés y por tanto soldados franceses morían luchando contra un ejército del país de Maria Antonieta, ella era en definitiva la culpable de la muerte de héroes franceses que luchaban contra el invasor.

Con todo este caldo de cultivo, era muy difícil, por no decir imposible que María Antonieta quedase bien parada en este juicio que comenzó el 14 de octubre. Ese día, María Antonieta subió desde su celda a los pisos superiores de la Conciergerie, donde tenía su sede el Tribunal Revolucionario, un tribunal que era nombrado por la Convención y que estaba compuesto por la Mesa del Tribunal, formada por un presidente y cuatro magistrados; un jurado de 12 miembros; y por último un fiscal y dos suplentes que eran el Ministerio Público. A pesar de todo esto, y como ya hemos visto anteriormente, era un instrumento que obedecía las órdenes directas de Robespierre.

La acusación contra María Antonieta la dirigía el fiscal Antoine Quentin Fouquier Tinville, el mismo que había realizado la acusación contra los girondinos y Charlotte Corday, la asesina de Marat. El tribunal estaba presidido por el jacobino Martial Joseph Armand Hermann y el jurado había sido elegido entre miembros, también, de los jacobinos; y los dos abogados de María Antonieta, eran Tronçon-Ducoudray y Chauveau-Lagarde, jóvenes e inexpertos.

Antoine Quentin Fouquier Tinville
Antoine Quentin Fouquier Tinville, encargado de demostrar la culpabilidad de María Antonieta
La Sala del Tribunal era un inmenso hervidero de gente llena de odio, donde los jacobinos estaban sentados en los mejores sitios. De golpe entró en la Sala María Antonieta y los gritos contra ella estallaron por todos lados. 

Maria Antonieta juicio entrada
Entrada de María Antonieta en la Sala del juicio
Para iniciar el juicio se hace llamar al Príncipe Luis, quien a estas alturas ya había sufrido, según afirman los monárquicos, un lavado de cerebro por parte de Antoine Simon. Delante del tribunal, el joven príncipe acusa a su madre y a su tía de de haberle incitado a la masturbación y a participar con ellas en orgías. 

María Antonieta indignada por la falsedad del testimonio de su propio hijo, apeló a todas las madres presentes en la Sala ya que según afirmaba “La naturaleza rechazaba semejante acusación hecha a una madre”. Ante esta acusación, la sala estalló en gritos y estuvo a punto de producirse un motín, pero finalmente fue evitado. 

Cuando la calma volvió a la Sala el Fiscal Fouquier Tinville continuó con su acusación e indicó que María Antonieta era culpable de aliarse con potencias extranjeras para acabar con la Revolución y de ser la instigadora de la traición de Luis Capeto, lo que había llevado al anterior monarca al cadalso. Todo esto le llevaba a acusar a María Antonieta de alta traición. Ante esta acusación, María Antonieta respondió que no fue más que la esposa de Luis XVI, no Luis Capeto, y fue él el que cometió todos esos errores. El Fiscal, no conforme con la respuesta solicita al Tribunal la pena de muerte y la declaración de enemiga de la nación francesa para la acusada. Los abogados de María Antonieta, no supieron o no pudieron defenderla ante esto. 

María Antonieta juicio
María Antonieta defendiéndose en el juicio, Fouquier Tinville, con gorro negro, sentado frente a ella

La vista llegaba a su fin, y el Presidente del Tribunal dirigía cuatro preguntas al Jurado, contestadas, como cabía esperar, de modo afirmativo: 

1-¿Consta que hayan existido maniobras y contactos con las potencias extranjeras y otros enemigos exteriores de la República dirigidas a suministrarles ayudas en dinero, a darles entrada en el territorio francés y a facilitarles en él progresos y armas? 
2-. ¿Se halla convicta María Antonieta de Austria, viuda de Luis Capeto, de haber cooperado a dichas maniobras y de haber mantenido estos contactos?
3- ¿Consta que ha existido un complot dirigido a encender la guerra civil en el interior de la República?
4-. ¿Se halla convicta María Antonieta de Austria, viuda de Luis Capeto, de haber participado en estos complots?

Ante la respuesta positiva a las cuatro preguntas, María Antonieta fue condenada a la pena capital el 16 de octubre, dos días después del inicio del juicio, acusada de alta traición. La condenada a muerte fue conducida a su celda a la espera de que llegase la hora de ser conducida a la guillotina. Allí redactó en primer lugar una carta dirigida a su cuñada Isabel, hermana de Luis XVI. En ella le indica que acababa de ser condenada, no exactamente a una muerte honrosa, si no a la de los criminales, pero tengo el consuelo de que voy a reunirme con vuestro hermano. 

María Antonieta carta
Carta de despedida de María Antonieta.
Esta carta nunca llegó a su destino, ya que los carceleros se la entregaron directamente a Robespierre quien la escondió, y no fue hasta 1816, con la restauración borbónica en Francia con Luis XVIII, cuando la carta salió a la luz. Y llegó el día 16 de octubre, la Plaza de la Revolución estaba atestada de personas, ya que acabar con la vida de María Antonieta suponía dejar atrás una era pasada que no traía gratos recuerdo por lo que la gente esperaba el día su ejecución con ansiedad. Tras rechazar la visita del sacerdote constitucional que debía confesarla, la rea fue conducida hacia el patíbulo, una vez allí María Antonieta subió al cadalso en medio de centenares de abucheos y tropezando pisó el pié al verdugo a los que ella pidiendo disculpas dijo: «Disculpe, señor, no lo hice a propósito.» 

María Antonieta carta
María Antonieta saliendo hacia la guillotina
Poco después puso el cuerpo en su lugar arriba la afilada cuchilla esperaba para caer sobre su cuello. El silencio se podía cortar en esos momentos, cuando de golpe la cuchilla fue soltada y en cuestión de milésimas de segundo separaba la cabeza de Maria Antonieta de su cuerpo. En ese momento la fiesta se apodera de las calles de París mientras los ciudadanos gritan “Viva la República”.

María Antonieta ejecución
María Antonieta en la guillotina
María Antonieta ejecución
Hoja de la guillotina que decapitó a María Antonieta

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