A las cinco de la mañana del 13 de septiembre de 1598, el monarca más poderoso del momento fallecía mientras el alba rompía por Oriente, y los niños del coro cantaban la última misa en vida del monarca, y la que sería la primera por su alma. La fría mano de la muerte igualaba al hombre que había reinado sobre la cuarta parte de la población mundial con el resto de los humanos. Aquel demacrado cuerpo lleno de dolorosas llagas no recordaba en nada al hombre que había sido, el gran Felipe II.
Muerte de Felipe II |
Nacido el a las 4 de la tarde del 21 de mayo de 1527, estaba llamado por destino a ser uno de los hombres más poderosos de su tiempo, su padre era nada menos que el Emperador Carlos V y su madre era Isabel de Portugal, que habían contraído matrimonio un año antes, y según cuenta la leyenda, Felipe II fue engendrado en la bella Alhambra.
Carlos V e Isabel de Portugal por Rubens |
Carlos V no pudo ejercer de padre, tal como era su deseo, pues estaba en continuas guerras defendiendo los intereses del Imperio, por lo que la educación de Felipe cayó en manos distintos educadores, pero la infancia de Felipe II acabó el 1 de mayo de 1539 su madre fallecía, y esto marcó de por vida a Felipe, ya que su madre había sido quien le inculcó el sentido del deber y la profunda religiosidad de la que hizo gala a lo largo de toda su vida.
Su padre continuaba enfrascado en continuas guerras, por lo que dejó a Felipe como Regente, dándole plenos poderes. Entre sus medidas destacan las leyes adoptadas para regular la mendicidad, se crearon hospitales para los necesitados y en las universidades se debatía sobre el problema de la pobreza.
Pero había un detalle pendiente, Felipe necesitaba una esposa y un posterior heredero, por lo que Carlos V comenzó a buscar distintas candidatas. Finalmente, y a petición del propio Felipe, se concertaba su matrimonio con María Manuela de Portugal, pero eran primos por lo que tuvieron que pedir una bula papal. El amor de la pareja no duró mucho ya que en el parto de su primer hijo la esposa fallecía, y para colmo de desgracias el niño estaba enfermo física y mentalmente. Todo esto sumió a Felipe en una nueva depresión.
Carlos de Austria, hijo de Felipe II y María Manuela de Portugal |
Poco tiempo después su padre, el Emperador, comenzó a dar muestras de agotamiento, algo normal tras su ajetreado gobierno, y en 1550 reunió a la familia Habsburgo para tratar el peliagudo reparto de su herencia, indicando su deseo de que su hijo heredase todos sus títulos, pero las presiones familiares y propio cansancio del monarca provocaron que finalmente no se cumplieran sus deseos. Pero todo esto debía ocurrir a su muerte, por lo que aun controlaba los designios de la familia más poderosa de Europa.
Con la idea de aumentar su poder, y luchar con más facilidad frente a los principes protestantes alemanes y al enemigo histórico de España, Francia, Carlos V ideó la unión matrimonial entre Felipe II y la Reina de Inglaterra, María I.
Felipe II y María Tudor |
La población inglesa no aceptaba a Felipe, que de hecho sufrió intentos de asesinato, y como veía que su nueva esposa no le daba tampoco hijos, ella era bastante más mayor que él, partió hacia Bruselas, donde le esperaba el Emperador. En octubre de 1555 Carlos V, cansado y enfermo abdicó en su hijo el gobierno de los Países Bajos, y el 16 de enero de 1556 Carlos V, en sus habitaciones privadas y sin ninguna ceremonia, cedió a Felipe la Corona de los Reinos Hispánicos. Felipe II se convirtió en el monarca más poderoso de su tiempo, poseía los reinos de Castilla, Aragón, Navarra, Rosellón y Baleares; a esto se unían los amplios territorios americanos, dependientes de la Corona de Castilla, junto con algunas posesiones en Oceanía. En África poseía las Canarias, Orán, Bujía y Túnez. En Italia era rey de Nápoles, Sicilia y Cerdeña, y duque de Milán. Además, le pertenecía la herencia borgoñona, los Países Bajos y el Franco Condado.
Felipe II, Rey |
Como Rey, continuó la política de su padre frente a Francia, país al que humilló en cada enfrentamiento militar que tuvieron, y en conmemoración de la Batalla de San Quintín, el día de San Lorenzo, ordenó levantar uno de los complejos arquitectónicos más impresionantes de todos los tiempos, el Monasterio del Escorial
Monasterio del Escorial |